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Chapter 10 - Capítulo 2: La gran invasión. Parte 1: La invasión de los demonios

Parte 1: La invasión de los demonios

Era un día pacífico como cualquier otro en el pueblo Lans. Los jóvenes y adultos estaba trabajando en sus cultivos, viviendo una vida tranquila y feliz con sus seres queridos.

En uno de los campos de cultivos, había un joven de aproximadamente 17 años llamado Johann, él actualmente estaba trabajando la tierra en preparación para las nuevas plantaciones de trigo.

"Hiuh… ya terminé de labrar el campo, creo que esto es todo por hoy." Dijo Johann, usando su mano derecha para secarse el sudor en su frente.

Johann se fue a su pequeña casa cerca de los cultivos, una vez que acomodo las herramientas de trabajo, entro directamente y se dejó caer sobre una silla de madera con aspecto gastado.

"Creo que iré al pueblo para vender las cosechas recientes, y de paso veré si hay algún mercader vendiendo cosas. Por suerte las últimas cosechas fueron muy buenas, dándome algunos buenos ahorros vendiéndoselo a los mercaderes."

Después de pensar esto, se levantó de su silla y se preparó para salir. "Tal vez tenga algo de suerte y pueda encontrarme con Hania" murmuro con sonrisas en su cara.

Los sueños de este joven fueron muy sencillos, una vida pacifica, una bella esposa con la que tener hijos y envejecer con ellos. 

Cuando Johann llego al pueblo, ya era por la tarde. Johann entro en el pueblo, saludando a todos sus conocidos. Después de pasear por un rato, no encontró ningún mercader vendiendo productos, por lo que termino yendo al mercado del pueblo, estableciendo su puesto en el suelo, utilizando una manta como base y el par de canastas por encima, exigiendo el trigo y las lechugas en su interior.

Después de que instalo todo, comenzó a gritar "Tengo trigo y lechugas a la venta, hago truque por otras verduras o cobre"

Poco después llego una señora mayor conocida, llevaba un traje de tela suelto y grueso, de tono apagado, y le comento "Hola Johann, ¿cómo está todo por el huerto?"

Johann respondió con una sonrisa "Me fue muy bien en la última cosecha, y como le va a su esposo?" y le pregunto.

"Le va bien, estos días tuvo algunos trabajos de construcción, por lo que está bastante ocupado últimamente y me dejo sola con mi hija" comento la señora con una mano en su mejilla.

"Mire aquí, ¿le apetece comprar alguna de mis cosechas? Le haré un buen precio"

"Seguro que sí" dijo con una sonrisa, poco después se fue con algunas lechugas en su canasta.

Poco más tarde, una joven señorita se acercó a su puesto, mientras lo saludaba "¿Cómo estás, Johann?" 

Johann, dándose cuenta de su presencia, respondió con algo de retraso y tartamudeando algunas palabras "B-bien, bien, Hania, estuve trabajando en mis cultivos hoy y... y ahora estoy vendiendo las cosechas"

Viendo que Hania tenía ganas de hablar con él, comenzó a conversar con ella, contándole sus ocurrencias en los últimos días.

Ya era de noche, Johann se armó de valor antes de preguntarle a Hania "¿Quieres ir al bar a beber un poco de alcohol, se dice que llego un nuevo artesano de licores hace unos días y está trabajando allí?"

Hania pareció darse cuenta de algo, pero termino aceptando la invitación. "Claro, tenía ganas de cambiar de aires últimamente."

Johann estaba encantado, mientras recogía su tienda y acomodaba las cosas, se preparó para llevarla. Pero antes de que comenzaran a caminar al bar se escuchó un grito a la distancia.

El pueblo usualmente era ruidoso, pero ese grito fue muy extraño, sonaba desesperado. Sintiendo que algo iba mal, Johann miro en la dirección del grito, luego se dio la vuelta para mirar a Hania antes de decir "No me gusta ese grito, parece que algo malo está pasando, tal vez sea un grupo de bandidos. Creo que deberíamos irnos en dirección contraria y ver que…" pero antes de terminar su oración, se escuchó otro grito, seguido de más y más gritos.

Dándose cuenta de que esto parecía peor de lo que pensaba, y acompañado por su instinto que le gritaba peligro, tomo la decisión de tomar la mano de Hania y comenzó a correr con sus cosas a cuestas, sin esperar el consentimiento de Hania.

Hania estaba a punto de rechazar, pero los gritos que siguieron le dio escalofríos en la espalda, por lo que acompaño a Johann a correr.

Poco después, en medio de muchos gritos de miedo y desesperación, Johann pudo ver en la distancia unas bestias parecidas a lobos, pero estas eran gigantes y de pelaje negro. Tenían colmillos incisivos y ojos color rojo sangré, que provocaban terror con solo mirarlos.

Hania lo vio poco después, aquel lobo negro corría a una velocidad que era aterradora, mientras que perseguía a las personas en las calles, usando sus afilados colmillos para morderles el cuello, y aunque parezca irreal, con solo ese mordisco le arranco la cabeza a la persona, y, sin quedarse quieto para comer más, dirigió su atención a otra persona cerca, que estaba paralizada por el miedo.

Viendo esta escena, Hania perdió las fuerzas de sus piernas, tropezando al suelo. Johann, sintiendo esto, rápidamente la tomo de la mano y la arrastro a la fuerza, mientras intentaba correr lo más rápido que le era posible. Él también estaba muerto de miedo por esa aterradora escena de alguien muriendo por una gigantesca bestia oscura, pero viendo a su amada Hania cerca de él, y con miedo grabado en su rostro, gano valentía y la arrastro mientras corría, como si su vida dependiese de ello.

Johann y Hania corrieron en línea recta, saliendo del pueblo en unos minutos, mientras estaban empapados en sudor, pero a pesar de esto, ninguno de los 2 dejo de correr. En su camino, las bestias los alcanzaron muchas veces, asesinando gente por delante y a su lado muchas veces, fue prácticamente un milagro el no ser su objetivo en esas ocasiones.

Ellos siguieron corriendo fuera del pueblo por 40 minutos ininterrumpidos, antes de finalmente caer al suelo por fatiga. Johann se dio la vuelta, antes de mirar el pueblo en la distancia, lleno de niebla roja, y el suelo era un mar de sangre.

De repente, sus ojos comenzaron a humedecerse al darse cuenta de que todos sus amigos, familiares e incluso conocidos, estaban todos muertos en ese infierno. Ahora, solo quedaba Hania, quien también estaba ahogada en sollozos y lágrimas.

Después de unos tomarse unos minutos para desahogar su dolor y cansancio, dijo con resolución en su rostro "Debemos irnos ahora, si esas bestias llegaron al pueblo, nada les puede impedir perseguirnos estando tan cerca. Por suerte, aún tengo a mano algunas lechugas y trigo que me quedaron de mi tienda."

Escuchando estas palabras, Hania trato de calmarse, y asintió con su cabeza. Después de esto, se levantó y comenzó a correr de nuevo en línea recta, con la esperanza de escapar con seguridad.

La pareja de jóvenes continuó su camino corriendo entre sudor y jadeos, viajando por un día entero antes de finalmente encontrar un lugar para descansar, ambos dejaron todo en el suelo e inmediatamente cayeron dormidos.

Después de dormir por algunas horas, la pareja se despertó con un rostro triste y con miedo persistente en ellos.

Hania fue la primera en preguntar con una voz seca "¿Qué eran esas cosas? Jamás vi animales tan gigantes y aterradores, eran muy rápidos y sanguinarios."

Johann respondió con su voz cansada, después de pensar un momento "No lo sé, pero sé que son muy peligrosas, tal vez ni siquiera los soldados puedan hacerles frente. Eran tan rápidos que los perdía de vista cuando atacaban, y eran más fuertes de lo que nunca vi antes."

Después de un momento de silencio, Hania pregunto con preocupación "¿Qué debemos hacer?... Ya no tenemos hogar ahora" dijo con lágrimas en sus ojos. 

"Creo que debemos irnos a la ciudad capital y hablar con los soldados de allí. Tal vez nos dejen entrar por proporcionar esta información" dijo Johann después de considerar sus opciones.

Hania termino asintiendo antes de que la pareja comenzara a caminar en dirección a la ciudad capital.