Chereads / Amor de cristal / Chapter 30 - Capítulo 29

Chapter 30 - Capítulo 29

—¡Su majestad imperial, el Zar Dimitri Adrik Sidorov Isaev!—anuncio el vocero real. Se abrieron las puertas para permitirle el paso al gobernante del reino vecino. Tan pronto como se pronunciaron aquellas palabras, se adentró un hombre con porte elegante, en su mirada color miel pude ver lo que William me había advertido, arrogancia y sed de poder.

Su aspecto era refinado, vestía un traje color rojo granate con detalles oscuros sobre los botones, botas y cinturón, sobre sus hombros se extendía una capa dorada que brillaba con cada rayo de luz que le tocaba. A pesar de la ostentosidad, la belleza de su rostro era escasa, la expresión que sostenía era severa, como la de un hombre amargado, aunque no parecía tener más de cuarenta años. Su cuerpo se notaba corpulento y robusto de los hombros, tal vez sus brazos estaban igual de labrados, pero sin lugar a dudas no me inspiraba confianza.

—¡Su alteza real, la princesa Ileana Arinka Sidorov Isaev!

Mi vista se posicionó en la joven que caminaba a un lado del Zar, llevaba cubierto el rostro con una especie de velo blanco, su vestido cubierto de plumas blancas y doradas ondeaba a cada paso que daba, su porte era elegante y delicado, era como mirar un cisne aproximándose, ahora entendía el porqué William se había enamorado de ella.

Mantuve la calma, aunque por dentro estaba intranquila, no obstante, era la reina y no debía demostrarlo, aparente serenidad y firmeza absoluta para tratar de encontrarla en mi misma la confianza que necesitaba en ese momento.

—¡Majestades!—exclamo el zar en cierto tono elegante aunque exagerado—Es un honor y un placer estar en su presencia.

Alcé la vista hacia William y lo encontré dedicándome una mirada afligida, pero aun así volvió a darle un beso al dorso de mi mano para después soltarme y aproximarse al zar de cromenia.

—Dimitri—pronuncio alegremente. Observe la escena confundida, no parecía ser el recibimiento que esperaba que ocurriera, sobre todo por la gravedad con la que William me había hablado de aquel hombre.

Ambos se dieron un abrazo fraterno, supuse que al final de cuentas eran antiguos amigos así que tal vez olvidarían sus rencillas y malos entendidos solo por esta ocasión.

—Mi querido amigo, estoy feliz de verte—expuso el zar dándole palmadas sobre la espalda, pero súbitamente su mirada se elevó hacia donde yo me encontraba—¿Y casado?

Inevitablemente William miro hacia mí, lo vi suspira y luego dedicarme una sonrisa. Al igual que yo todos los presentes prestaban atención a cada movimiento y palabra que ambos gobernantes compartían entre sí.

—Felizmente casado—asevero.

—Escuche hablar sobre la belleza de la reina y al parecer los rumores eran reales, es majestuosamente bella, yo tampoco hubiese dudado en hacerla mía—bromeo o eso creí.— quizás mi obsequio no sea en nada en comparación a tu reina, pero en celebración por tu matrimonio y con el fin de reforzar la amistad entre nuestras naciones, mi reino te ofrece la mano de su única princesa, mi hermana.

Ella dio un paso al frente y su hermano le dio un abrazo, en ese momento me pareció que él le había susurrado algo en el oído, pero había sido tan rápido que pensé que aquello solo había sido mi imaginación.

—Dimitri—la voz de William se tornó más seria—orgullo de cromenia, zar de tu nación. Como símbolo de buena voluntad a tu nación, acepto y tomo a la princesa como mi consorte, esperando que con este enlace nuestros reinos vean finalmente una larga amistad.

El público presente emitió un aplauso inmediatamente, quizás yo debía ser la única persona que no disfrutaba ver al rey tomar una amante, se suponía que estas solo eran requeridas cuando la reina no pudiese concebir hijos, este enlace solo representaba una gran deshonra para mí.

Una vez que el zar se apartó, William acorto la distancia que los separaba, extendió las manos y retiro el velo que cubría su rostro. Al contemplarla, entendí por qué William se había enamorado de ella, su cabello era castaño claro, casi ámbar, bajaba en perfectos rizos hasta su pecho. El color de sus ojos era un verde intenso como el de un campo en verano y su piel dorada irradiaba frescura. Era una auténtica belleza que lograba sorprender a cualquiera.

Sentí una opresión en el pecho cuando William tomo su mano y ella le dedico una sonrisa, me enfado la forma en como lo miraba, me pareció ver que le coqueteaba, quizás aun había afecto entre los dos.

—Majestad—escuche la voz de la condesa de Yhules detrás de mí. Escuchar su voz en cierto modo era tranquilizador porque ella era quien me indicaba que debia hacer en momentos como este para no cometer un error—es tiempo.

Extendió un cojín con una flor recién cortada de nuestros jardines para que la tomara y se la entregara a la consorte como símbolo de buena voluntad, a pesar de que compartiríamos al mismo hombre. Ese insignificante acto era la única ceremonia que se llevaría a cabo porque si bien era una princesa, no dejaba de ser una simple amante sin título en nuestra corte y ningún derecho al no estar casada con el rey, por lo que la única autorización que le brindaba cierta respetabilidad era esa flor que yo, como la reina, le entregaría.

Avance hacia ellos y mientras caminaba, el zar se dio cuenta de mi presencia así que se aproximo para extender su mano hacia mí, la sonrisa que me mostro era forzada o eso me pareció y al no ver otra opción mas que sujetarla, lo hice.

William e Ileana giraron en nuestra dirección y al ser ella la única de un rango inferior tuvo que realizar una reverencia ante mí, verla inclinada me levanto un poco el ánimo, pero el día aun no terminaba y no sabía cuánto más resistiría verlos juntos sin revelar cuan molesta me encontraba.

—Levántate—me vi obligada a decir, pero luego me quedé en silencio tratando de encontrar las palabras que debía decirle y que por alguna razón habia olvidado, aunque habia estado repitiéndolas en mi cabeza. Ileana permaneció frente con una mirada firme y una sonrisa confiada, por lo que cualquier palabra que deseara expresarle con doble intención seguramente no rendiría sus frutos porque supuse que la felicidad de poder estar con William le daba la fuerza para enfrentar a su esposa y la verdad yo no era así, además no tenia el animo para ni la fuerza para humillarla y tampoco tenía un motivo que justificara mi comportamiento, realmente no me habia hecho nada.

—Es un honor para nosotros el tenerte aquí—deje suspendidas mis palabras mientras pensaba en algo mejor.

—Es muy dulce de su parte majestad—respondió, aunque no esperaba que lo hiciera, su voz era igual de hermosa que ella, suave y gentil— le agradezco enormemente esta cálida bienvenida.

Me limite a mirarla, sin más. Habia algo en ella que me recordaba a Jane, no se parecían en lo absoluto, pero algo en el brillo de mirada y su voz gentil, evoco su recuerdo.

—El viaje seguramente fue cansado por lo que deben estar exhaustos—pronuncio la voz de William en un intento de incitarlos a descansar.

—Lo fue—alego el zar— pero creo que aun podemos resistir un poco, además aun no les hemos presentado nuestros obsequios.

Con el chasquido de sus dedos hizo traer baúles de plata abiertos que exponían hermosas riquezas como telas finas que supuse eran típicas de cromenia y un sin número de joyas, entre ellas la serendibita.

En los libros que habia leído se encontraba la imagen de esa piedra, era oscura y sin brillo, pero al ser expuesta ante el sol, se podía ver la verdadera belleza de su interior, se apreciaba un color diferente y muy brillante. En la información explicaba que era una gema muy rara y que solo se le podía hallar en una región montañosa de cromenia, no obstante, su extracción había costado la vida de cientos de trabajadores por lo que se había prohibido la explotación de esa piedra preciosa por el peligro que representaba la montaña.

—Permítame expresarle nuestro agradecimiento, pero no era necesario tal exuberancia—expreso William.

—Por favor acéptela como muestra de nuestra antigua amistad

En ese momento William le dirigió una mirada mordaz al zar, pero se limitó a guardar lo que esas palabras le habían causado.

—No te ofendas, pero mi pueblo no necesita de estas riquezas que me ofreces—aludió con severidad— me gustaría hablar contigo en privado si no tienes ningún inconveniente.

El zar soltó un par de carcajadas, pero cuando William se dio la vuelta, comprendido, al igual que todos, que en realidad lo había ofendido.

Los murmullos no se hicieron esperar ante lo ocurrido, por lo que tuve que intervenir para silenciar las voces que hablaban por lo bajo.

—Se ha organizado un banquete en honor a la llegada de nuestros invitados, por lo que los exhorto a participar en el— indique tratando fingir calma, de esa forma cualquier rumor que saliera de estos muros no tendría credibilidad si el comportamiento de la reina era indiferente ante una pelea entre amigos.

Al ver que la gente salía de la sala para dirigirse al gran comedor me aleje de la multitud para ir en dirección a la oficina de William. Fue cuestión de segundos para que mis damas se colocaran a mi lado como las fieles servidoras que eran, pero al girar a verlas para verificar la presencia de todas, me percate de que Ileana y las doncellas cromenianas que había traído consigo no estaban tan lejos de nosotras.

—Majestad— escuché su dulce voz detrás de mí por lo que tuve que detener mi andar para poder estar frente a frente con ella—¿Podría concederme un minuto de su tiempo para hablar a solas?

Desconfiada de lo que fuera a decirme, asentí, pero les pedí a mis damas no se alejaran demasiado.

—Por favor no se preocupe por lo que presencio hace unos instantes, mi hermano siempre ha tenido esa facilidad para incomodar a las personas—justifico sin dejar de verme directamente a los ojos.

—Entiendo—logre decir— ¿Es todo?

Confiaba mas en las palabras de William que en ella por lo que cualquier cosa que salieran de sus labios eran irrelevantes, sin embargo, algo me advertía que ese no era el motivo por el que me habia detenido.

—No, me gustaría preguntarle una cosa más—se llevó la mano a los labios como si lo que estuviera a punto de decirme fuera demasiado intimo para ser escuchado por alguien mas que no fuese yo—¿Qué sabe usted acerca de mi pasado con William?