El cuerpo de Sire no dejó de arder; la extraña sensación de estar atrapado en un foso de fuego del cual no podía salir lo aterraba. Para ayudarlo en su proceso, lo sumergieron en un barril de agua, aliviando un poco el estado febril.
—Al parecer debemos darnos prisa. Tener que estar en este estado en medio de la exploración sería lo menos indicado —dijo Karf, mirando al niño que a veces sacaba la cabeza para respirar.
—Él es diferente. No conozco a ningún Renatus que pueda manipular el arbitrium como una extensión corporal. Al menos todos los aquí presentes lo usamos como un manto protector que fortalece nuestro cuerpo o para lanzar hechizos —respondió Pryll, siendo la más cercana en el avance.
Las palabras les dieron algo de alivio a los presentes, la sensación de ser superados por alguien excepcional era muy diferente a la de ser superados por un igual.
—Es mejor que siga fortaleciéndose. Una vez que comience la exploración, no tendremos que enfocarnos tanto en protegerlo —analizó Karf la situación desde otra perspectiva, recibiendo el asentimiento del resto.
—Haremos guardia para ayudarlo en sus necesidades —dijo Pryll, volviendo la vista para observar a Miss y Val.
—No me mires así, no hice nada malo —dijo Val, levantando las manos en señal de rendición —. También soy una víctima de esta degenerada.
—Fuiste tú quien me envió a buscarlos —replicó Miss —. No me esperaba ese recibimiento. Me tomaron por sorpresa.
—Es mejor no tocar el tema —observó Tarf a Sire sacar la cabeza del agua.
—Puedo escucharlos —dejó salir un suspiro —. Está bien por mí quien se quede hacer guardia. Maél Solaris dice que el proceso de adaptación terminará en dos días.
Las palabras del niño aliviaron el ambiente. No era bueno para el grupo estar preocupado constantemente por cómo reaccionaría Sire, más ahora que era de un rango mayor que ellos.
—Carnalis Sire, haré guardia a tu lado esta noche —dijo Val, dando un paso al frente.
—Ni en tus sueños —replicó Pryll —. Llévenlo al otro carruaje; yo me quedaré con él hasta que se recupere.
Antes de que Val pudiera cuestionar el motivo de la negativa, fue arrastrado por los otros tres.
—¿Tienes hambre? —Pryll buscó un rincón cómodo en el cual recostarse.
—Estoy bien —Sire movió un poco las piernas, agitando el agua. A pesar de caber en el barril, la posición fetal le resultaba muy incómoda —. ¿Conocías a Jargal de antes?
—Más bien a su hermano, Carnalis Ostir. Fue mi compañero en algunas misiones; él me pidió que le entregara el hacha en su nombre.
—Una vez vi a Jargal brillar. ¿Cómo pudo hacerlo?
—Por el hacha. Tiene una bendición de fuego y luz; al hacer un pequeño sacrificio de sangre, la bendición se activa. Aunque esta es solo útil en Jargal; si otro intentara hacer lo mismo, le sería imposible si no comparten el mismo linaje.
—¿Podría hacer algo similar para mi padre? —Sire pensó en crear un arma para Harl, para que pudiera protegerse en su ausencia.
—No lo recomiendo, ya que la línea sanguínea no está completa, al ser hermanos llevan la misma sangre, en cambio al ser solo tu padre, el sacrificio sería mayor, pudiendo matar al invocador de la bendición. Pasa lo mismo con el arbitrium; cada vez que lo activamos, drena un poco de nuestra sangre, por eso tus raíces son tan peculiares; cualquier otro moriría en un instante.
¨La sangre de Maél Solaris" pensó Sire, tenía una gota de su sangre, a pesar de todo este tiempo jamás sintió algo diferente en él.
—¿Debería aprender a usar armas? —la mayoría de ellos las usaban, prefiriendo reservar el uso de arbitrium en situaciones que consideraban necesarias.
—Esa es tu decisión. A mí me gusta usar la lanza y el escudo. He visto la forma en la que entrenas; el que no uses armas y solo puedas usar tus raíces creo que es para que perfecciones tus habilidades. El uso de armas lleva tiempo; acostumbrarte al peso, la forma de atacar y defenderte no es algo que puedas perfeccionar en pocos días, además de encontrar el instructor adecuado —Pryll pensó en qué pasaría si se quedaba sin energía —. También dicen que no es bueno poner toda tu defensa en una sola línea.
—Al menos debería aprender lo básico —había escuchado esa frase muchas veces, en diferentes circunstancias, y en todo ello significaba lo mismo; siempre es bueno seguir aprendiendo.
—Por el momento, enfócate en recuperarte. Una vez que lleguemos al paso de Olgat, tendremos tiempo suficiente; podríamos aprovechar los momentos de descanso para ver qué arma es adecuada para ti —Pryll dudó por unos momentos —. Tengo entendido que los gemelos son excelentes con el arco, Val en el uso de bastón, y Miss con las dagas.
—Empecemos con Miss. Si algo aprendí en el tiempo como sanador es que el remedio más amargo debes beberlo de un trago —otra vez las palabras fueron más rápidas que sus pensamientos, haciendo sonreír a Pryll.
—Me alegra escuchar eso. Son buenas personas; simplemente no miden las consecuencias de lo que dicen. Intenta descansar ahora que la noche recién comienza.
Dormir se volvió todo un reto debido a que terminaba ahogándose por momentos. La solución de Sire fue cambiar del barril a un cajón de frutas más cómodo, el cual terminó filtrando agua por todos lados, decidiendo volver al barril.
—Sigamos de esta forma —dijo Sire, con los ojos rojos por la falta de sueño.
—Bueno, ahora sabemos la diferencia entre un cajón de frutas y un barril de agua —dijo Pryll, conteniendo la risa ante el niño envuelto en las pieles húmedas, que reposaba en un barril mientras lo cubría nuevamente con agua.
—¿Tu lo sabías?
—Lo sospechaba y ahora lo he confirmado.
—No lo pensé bien cuando hice esa petición —susurró entre bostezos —. Detenme antes de hacer otra estupidez.
—Eso es imposible.
—¿Por qué?
—Porque entonces tendría que pedirte que abandones esta misión —Pryll acarició la cabeza del niño, alborotando el cabello que ya le cubría la frente —. Tuve un hermano de tu edad hace varios años —ella dejó salir un suspiro —. Lo que hagas forma parte de tus decisiones. Puedo aconsejarte, pero si no vives ciertas experiencias, jamás estarás seguro de que tomaste la decisión correcta, y créeme, no hay nada peor que pasar tu vida preguntándote ¿qué hubiera pasado?
—Gracias — susurró Sire, cayendo en un sueño profundo.