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Chapter 14 - Capitulo 14 Preparado

—No soy la indicada —respondió Miss por primera vez con una mirada seria —. Mis dagas no son para defensa.

—Pero necesita aprender lo básico —replicó Pryll sorprendida, mascullando aquellas palabras —. Val, ¿estarías dispuesto a darme una mano?

—El cuerpo entero si es necesario —respondió dando un paso hacia ella con una sonrisa.

—Con el entrenamiento de Sire —Pryll puso los ojos en blanco, después de tanto tiempo estaba acostumbrada a su forma de ser, se habían embriagado hasta la saciedad y jamás cruzó la línea.

—¡Oh! Con eso también —Val hizo una mirada triste —. ¿Qué obtendré a cambio?

Pryll dudó por un momento. El niño estaba completamente recuperado luego de dos días; la piel era más brillante y los ojos grises brillaban en la tenue luz de las fogatas, pasando de ser un niño escuálido a uno con un cuerpo mejor formado, creciendo unos centímetros repentinamente.

—Eso tendrás que negociarlo con él, ahora ve —ella empujó a Val fuera de la carpa.

El atardecer bañó el campamento con una tenue luz anaranjada. El camino serpenteante impidió a la caravana crear una formación circular defensiva.

Frente a la fogata, la figura del niño observó las llamas con una mirada perdida.

Val caminó alrededor al notar el estado de concentración, permaneció en silencio esperando un momento adecuado. Los segundos y minutos pasaron hasta que finalmente levantó la vista.

—No —dijo Sire confundido —. Maél Solaris dice que no debo aprender a usar armas.

—¿Por qué?

—No estoy preparado, primero debo controlar mi nuevo estado o podría matarlos —Sire no creyó que eso fuera posible.

—Me parece un argumento válido —dijo Val dando unos pasos hacia atrás.

—Pero no tengo intenciones de hacerles daño. Además, pensé que solo aprendería cómo atacar y defenderme, no a tener que luchar contra ustedes.

—Ese pensamiento es ingenuo. Si no te dan una paliza, ¿Cómo puedes defenderte cuando alguien quiera lastimarte? ¿Nunca has peleado?

—No, pero he visto a otros pelear y una vez vi al Ductor Jargal...

—Luchar o ejecutar, hay una gran diferencia entre ambas. Cuando sabes que eres superior a tu oponente no sientes la presión; cuando eres quien está en el lado inferior, no importa lo mucho que te hayas preparado, sentirás el miedo, el cual puede paralizarte o volverte salvaje.

—¿Cómo sobrevives a ello? —no deseaba luchar contra otras personas si era posible.

—Es como contener la respiración. Cuando llegue el momento, harás todo lo posible por volver a respirar. Lo importante es no desesperarte —Val volvió la vista a la carpa —. Como dije antes, no te tomes todo en serio, eso se aplica a todas las circunstancias. Por curiosidad, ¿qué estabas dispuesto a cambiar a cambio de mi enseñanza?

—¿Cambiar? —levantó la vista, Pryll no le informó que debía hacer un trueque.

—¿No lo sabías? Toda enseñanza requiere de un trueque.

—Nunca me pidieron nada en el Acus —Sire parpadeó desconcertado.

—¿Qué crees que haces aquí? ¿Acaso piensas que la solicitud de Maél Solaris era voluntaria?

—¿No lo era? —la frase lo tomó por sorpresa; ya no eran servus, podían elegir a voluntad.

—¿Crees que podemos negarnos? Si fuera el Dux Maggies, podría negociar ciertas condiciones, pero Maél Solaris es el ser supremo de estas tierras; solo necesita agitar una mano para borrar toda la existencia.

¨Eso es una exageración¨ pensó Sire. El propio Maél Solaris le explicó sus limitaciones, pero no era algo que otros deberían saber.

—No tengo nada que pueda usar para comerciar —había enviado todas sus pertenencias a su padre, quedando únicamente con las pieles que lo vestían.

—Estás bromeando, Carnalis Sire. Una lágrima de arbitrium de tu parte es suficiente para sanar enfermedades y heridas.

Sire extendió la mano invocando una lágrima. Un cristal rojo se formó, brillando bajo las llamas.

— Generalmente usamos las lágrimas para comerciar dentro del Acus. Al consumirla, no solo parte de tu poder es compartido, también las experiencias que este contiene, parte de tus recuerdos, siendo la mayoría experiencias que con el tiempo serán cada vez más difusas.

Val observó el cristal brillante del tamaño de un pulgar.

—Si pienso en los cambios hasta llegar a Carnalis, ¿podría compartirlos en la lágrima?

Val golpeó su frente con tanta fuerza que fue perfectamente audible por el resto de los presentes.

—Si puedes hacer eso... —Val contuvo las palabras en la garganta —. No lo sé, aunque estoy dispuesto a sacrificarme por el bien de la experimentación. Siempre estoy dispuesto, pregúntale a Pryll y Miss. Llevo varios meses queriendo experimentar... No importa, volvamos al tema principal. ¿Qué quieres hacer?

—Detente —la voz de Maél Solaris fue escuchada de forma nítida —. No debes hacerlo.

—¿Por qué? —respondió Sire, sintiendo el llamado de las llamas.

—El motivo por el cual pueden asimilar los recuerdos es porque son difusos. En tu caso, sería como insertar tus pensamientos en ellos, trastornando su personalidad.

Luego de que Val entendiera la explicación, el sudor corrió por su frente.

Sire deshizo la lágrima, convirtiéndola en motas luminiscentes.

—La plaza, yo les intercambié... —recordó el tiempo en la urbe, jarrones, pieles, cuencos de cristales, esculturas, tantas cosas que había comprado para enviarles a su padre como regalos, hasta que Jargal le advirtió que la choza no era tan grande para guardar tantos objetos.

—Ellos están bien —las brasas crepitaron, saltando chispas; las llamas se elevaron tornándose azules —. No insertes tus memorias en las lágrimas. Cuando las invoques, mantén la mente en blanco; eso será de ayuda para tus compañeros.

—¿Por qué nunca me lo dijiste?

—Porque nunca me lo preguntaste. Soy consciente de las cosas que te he enseñado, no de las cosas que ignoras.

—Entiendo, gracias por tu ayuda, supongo —frunciendo el ceño, Sire invocó una nueva lágrima.

—Estás siendo insolente nuevamente. Debo enseñarte a mostrar más respeto — Maggies no paraba de burlarse de él, diciendo que debía castigarlo bajo el decreto 42, creado por el propio Maél Solaris.

Val tragó saliva, preguntándose si también era una advertencia para ellos.

—Listo —el cristal era de un rojo transparente —. ¿Quieres intentarlo? —extendió el cristal a Val, quien permanecía arrodillado frente a las llamas con la cabeza baja.

Dudó por un momento antes de consumirla; el cristal se volvió líquido en la boca, dejando un ardor a medida que descendía al estómago, brotando sudor de todo el cuerpo. Corrió en búsqueda de un barril, sumergiendo la cabeza y tragando tanta agua como le fuera posible.

—¿Estará bien?

—Sí —dijo Maél Solaris, mientras las llamas volvían a la normalidad —. No invoques la Effigie ni hagas ejercicios hasta llegar a Galza. Controla tus impulsos, despeja tu mente, toma un descanso y disfruta del viaje.

—Entiendo, puedo crear lágrimas para los demás. Me gustaría ayudarles en lo posible.

—Haz lo que quieras, es tu decisión — las llamas volvieron a la normalidad mientras el resto de la caravana se acercaba, contemplando a Val que intentaba ingresar de cabeza al barril.

—Disfrutar el viaje, puedo hacer eso.