—¿Entonces aquí es donde moriremos? —me preguntó ella.

El miedo recorría mi cuerpo y temblaba, pero de alguna forma sentía que debía aliviar su preocupación, me obligué a negar con la cabeza.

No teníamos escapatoria, sin importar las veces que lo pensara, no encontraba una forma de escapar.

—Está bien Chloe, has hecho lo suficiente por mí —dijo mientras me abrazaba por la espalda.

Mi corazón latía rápido, no sabía si era por el miedo a la muerte o porque ella estaba abrazándome, sinceramente había pasado un tiempo desde que me había sentido de esta forma, mis manos se movieron a su cintura y mis ojos bajaron a sus labios rojos, quería besarla al menos una vez antes de morir.

—Lo siento tanto.

Esas fueron las únicas palabras que pude decirle.

—Estoy tan agradecida por haberte conocido —dijo antes de halar mi camisa y unir nuestros labios.

A lo lejos se podían escuchar los cristales de las ventanas caer al piso, mientras varias figuras querían atravesar las ventanas rotas.

Pero eso ya no era importante, nunca fue relevante. Lo único que importaba era que ella estuviera conmigo.