1
— ¡Primero!
La figura comenzó a explicar de forma mandona.
—¿Dónde estás? Estás en la tierra. La misma tierra que abandonaste. El mismo cielo, el mismo sol, la misma agua. Es casi exactamente la misma tierra, el punto de divergencia se dio cuando unas entidades superiores, Orden y Caos, decidieron interferir. A esa interferencia se la conoce como "Influencia". Y es debido a esa Influencia que hace unos… millones de años… ciertos elementos de este mundo dejaron de estar en sintonía con tu antigua tierra.
—¿La magia? —acepté la lección que decidió darme sin consentimiento, y pregunté.
—¡Correcto! ¡La magia! Y también los laberintos, la flora, la fauna, los monstruos, los humanos, las sociedades, la cultura, el clima, la distribución de la tierra, y un par de cosas más, pero claro, la magia.
—¿La distribución de la tierra? —por algún motivo, eso llamó especialmente mi atención.
—Sí. Mmm… ¿Cómo decirlo…? La Influencia en este mundo es completamente física y, por lo tanto, tiene un efecto en las fuerzas a su alrededor; los procesos erosivos, el clima, e incluso la deriva continental fueron afectados por nuestra Influencia. La distribución de la tierra en este mundo es completamente distinta a la del tuyo… Nada de "África", "Europa", "América" o "Asia" aquí —dijo, haciendo "shu" con la mano—, las placas continentales no son las mismas.
—Kiokai. Ese era el país en el que me encontraba, un país que solo existe en este mundo.
—Ahí está el punto de "las sociedades" —me explicó con una sonrisa—. Kiokai, Honing, Sinenvuori, todos reinos que no deberían existir realmente, pero que ya fueron formados hace unos siglos en este mundo gravemente Influenciado.
—¿Es la época de este mundo la misma que la del mundo que dejé? —pregunté, tirando a adivinar.
Dio un silbido impresionado y respondió:
—Correcto, la época es la misma, la humanidad es igual de antigua. Sin embargo, el desarrollo tecnológico se vio desafiado por elementos de este mundo que intervinieron constantemente con el progreso. Hay alguna que otra excepción, tanto científica como cultural, pero, generalmente, este mundo está atrasado por unos 500/600 años.
—Los inodoros no son una excepción —lamenté.
—Ya te acostumbrarás —me respondió, desestimando mis penas—. Continuemos con el tema de conversación, ¿dónde estaba…? Ah, sí…
Se quedó en silencio.
?
—Y-
—¡Segundo! —gritó, asustándome—. ¿Qué sucedió? Hablemos un poco de lo que ocurrió luego del contrato. Como sabemos, tú aceptaste mi pacto; luego de eso, te otorgué la bendición del lenguaje. La bendición del lenguaje te permite entender y aprender cualquier idioma con solo contactarlo. Lastimosamente, eso tuvo el efecto no planeado de estropearte un poco el cerebro, mala mía —informó como si fuera la verdad.
No le creía nada
—¡Es la verdad! ¡Lo juro, juro!
Desvié la mirada a un costado, con los ojos entrecerrados. Podía decir lo que quisiera, pero no me iba a convencer.
—¡Mmm! —se quejó, haciendo pucheros—, Castigo —su tono de voz cambió de manera abrupta, la distribución de instrumentos que parecían componerla siendo reemplazada por una orquesta de bajos.
El aire en mi estómago escapó por mi boca, como si me hubieran propinado un gancho directo al abdomen. No, ni siquiera. Fue algo más parecido a ser privado de todo mi oxígeno a través de una jeringa gigante que atravesaba mi esófago.
—Cuando te disculpes, te enmendaré —su voz había vuelto a la orquesta habitual.
Inmediatamente, me desplomé; primero de rodillas, luego en posición fetal. No solo había sido privado del aire a mi alrededor, sino que el oxígeno con el que ya contaba también había sido extirpado a la fuerza.
Mis brazos apenas podían estirarse un par de centímetros. Cada músculo de mi cuerpo se encontraba desmesuradamente tensado. Obviamente, no podía hablar. La disculpa que él estaba esperando era imposible.
—Estoy escuchando…~ —cantó de manera burlona.
Miré su silueta desde el suelo, intentando comunicar mi ruego con los ojos. Mi boca luchaba para conseguir aire, pero era imposible. No podía oír los movimientos de mi garganta, ni tampoco los golpes de mis brazos; el único sonido que atravesaba este espacio sin ningún problema era la voz de la entidad.
—Bueno, bueno. Perdón. Por favor… —se disculpó de manera escueta, fastidiado.
Mi boca se cerró por su cuenta, mi perspectiva cambió y, tan rápido como había escapado, el oxígeno volvió a llenar mis pulmones. Ahora, parado firmemente, inspeccioné la totalidad de mi cuerpo con las manos, pero todo parecía normal. Era como si nunca hubiera ocurrido.
—Debilucho… Como te decía, perdiste las memorias por tu bendición; la bendición que te hace entender cualquier lenguaje tiene efectos secundarios en tu mente, ¿quién lo hubiera imaginado? —mintió con sarcasmo—. Pero ahora, que estás en perfecto estado, tienes que volver a concentrarte en tu misión, ¿recuerdas? Orden y Caos, tenemos que debilitarlos.
Contuve mis comentarios sobre la asfixia y, masajeando suavemente mi garganta, decidí participar en la conversación.
—Ya los habías mencionado. Dijiste que eran "Entidades superiores" o algo así, ¿pero qué son? ¿Qué eres? ¿Eres Dios, o qué?
Presionó su puño contra su mentón y contestó de manera contemplativa:
—Para ustedes, humanos, podríamos ser percibidos como algo similar a dioses. Pero yo no nos daría ese nombre. Es decir, somos tan antiguos como la realidad, y somos, hasta cierto punto, omniscientes. Pero yo nos definiría como "Partes de la Realidad". Somos componentes o atributos de la existencia; en ese aspecto, nada tenemos que ver con los humanos. No somos ninguna "Tulpa", ni nos fortalecemos por la creencia de ustedes, engreídos. Incluso como seres conscientes, existíamos también en tu mundo, solamente que de manera mucho más discreta. "Orden", "Caos", "Balance", "Muerte", todos esos conceptos no fueron inventados por el hombre, ustedes no hicieron más que toparse con ellos. Nosotros existimos en conjunto a la existencia y le damos forma. En el caso de esta realidad, y este mundo en particular, dos de estas porciones conscientes de realidad decidieron interferir más de lo que usualmente se limitan a hacer. Resulta que el "Aburrimiento" tampoco es un concepto que el hombre inventó, así que dos de mis hermanos decidieron parar a jugar un momento. Ellos son mucho más serios que yo, por cierto, y creo que nunca admitirían que esto es un "juego".
—Y, en mi mundo, ¿alguno de ustedes jamás intentó interferir?
—Parece que no, pero yo no soy de esa realidad, así que no conozco los pormenores. Ni siquiera intenté ponerme en contacto con mi otro yo. Invocarte aquí fue una pequeña picardía que me tomé la libertad de llevar a cabo. Pero, por lo que vi, no, no había evidencias de efectos físicos de Influencia.
—Entonces… Ustedes, seres omniscientes, naturalmente se manifiestan como el concepto que representan- No, eso está mal dicho. Se manifiestan normalmente como los conceptos que aportan a la realidad; pero, cuando se involucran directamente, ese concepto se convierte en una fuerza física. ¿Entendí bien?
—Wow, es como si supuestamente hubieras sido invocado por ser un genio. Todo lo que dijiste está bien, pero "involucrarnos directamente" para nosotros significa, literalmente, esparcir partes de nuestro ser por un lugar y, por supuesto, interactuar con ese lugar como estoy haciendo yo ahora. Así que la "Influencia" es la energía que nace de nuestro cuerpo, nuestra esencia.
—Entiendo.
—¡Tercero! —continuó con su lista de ítems débilmente estructurada—. ¿Por qué te escogí a ti? Este es el siguiente tema del que quería hablar. Hay dos razones específicas por las que la persona a invocar debía ser tú; dos características que, de no cumplirse, harían imposible la misión que pretendía imponer. Esas peculiaridades son: 1. Tu talento para la Influencia.
No tenía idea cómo hizo para hablar con viñetas, pero antes había logrado hablar en mayúscula, por lo que el factor sorpresa se había disminuido.
Se acomodó unos anteojos falsos en su figura y continuó explicando, dando unos pasos a mi alrededor.
—El humano tiene un órgano no material con el que puede manipular pequeñas porciones de nuestra Influencia: el núcleo. Ese órgano intangible, en el 99% de los casos, solo sirve para regular levemente las emociones. Algunos iluminados entre ustedes han logrado controlar una porción de este órgano, usualmente líderes o figuras espirituales. En tu mundo, este órgano intrascendente es el mismo para el 99% de los humanos; sin embargo, hay un 1%, o mejor dicho, un 0,0001% de humanos cuyo núcleo está sobre-desarrollado. Estos humanos tienen la capacidad de manipular la Influencia a un nivel físico. Tú eres uno de ellos.
—Ya veo…
—E incluso dentro de ellos, tu núcleo está especialmente desarrollado; pero eso no importa, porque lo más importante es: 2. La naturaleza de tu Influencia.
—¿Mi Influencia? ¿No se supone que es de ustedes?
—Los lenguajes humanos limitan mucho mi capacidad de expresión. Déjame explicar. Ya deberías saberlo, pero la Influencia tiene un atributo, ese atributo nace de la afinidad que el ser vivo tenga con uno de nosotros. Si tu atributo fuera orden, entonces estarías lanzando fuego de tus manos, como el guardia que conociste. Tu atributo es caos en este momento, traidor, por lo que, para ti, lo más simple sería llenar una bañera con agua o lo que sea… Ese atributo es el aspecto de tu Influencia. Funciona como una balanza, te facilita utilizar la Influencia de ciertas formas y te dificulta otros usos como compensación. Pero el aspecto de tu Influencia no fue de mi interés para traerte aquí, lo que me hizo traerte aquí fue la naturaleza de tu Influencia.
Hizo una pausa como si le pudiera contestar algo, apenas le podía seguir la enrevesada explicación.
—¿Y la naturaleza es si mis ataques son físicos o especiales o algo así?
—No —respondió ofendido—. Esto no es Pokémon. Sin embargo, la naturaleza es un poco más difícil de explicar que el atributo. Mmm… Mira, imagínate una gema, una piedra preciosa.
—Esmeralda, rubí y zafiro.
—… Está bien, ¿sabes que un zafiro puede ser de distintos colores? —preguntó, haciendo aparecer a su alrededor piedras de varios tonos.
—Sí, fue una decepción cuando me enteré de que no siempre son azules.
—Bueno, digamos que los distintos colores que el zafiro puede tener son algo similar al aspecto de la Influencia, algo bastante superficial. La naturaleza, por otro lado, es más bien la forma que tiene ese zafiro, algo mucho más fundamental. Es decir, el aspecto y la naturaleza conforman la apariencia que tiene la Influencia luego de ser procesada en el núcleo de un humano.
—¿Entonces la naturaleza de la Influencia es distinta para cada persona?
—No —detuvo rápidamente esa conclusión—. Esa parte de mi ejemplo es algo desprolija. La naturaleza de la Influencia, respetando la fórmula anterior, es la misma para el 99% de los humanos, es como si todos ustedes hubieran salido de una fábrica —comentó con soberbia; no estaba seguro si buscaba ofenderme, considerando que era un humano y todo—. Pero hay un 0,0001… No, un 0,000001% de humanos cuya naturaleza tiene una forma distinta. Esto hace que tu Influencia, sin importar el aspecto que adquiera, actúe de una manera muy especial cuando interactúa con la Influencia de otros. Esto es lo más valioso de ti. Eres un verdadero milagro. Para que comprendas lo especial de tu caso: en todo tu mundo de 8000 millones de personas, tan solo 800.000 personas tenían un núcleo sobre-desarrollado, y solo 8000 tenían una naturaleza de Influencia distinta. ¿Entiendes por qué tuve que recuperarte de tu mundo? La humanidad en esta realidad no tiene ni de cerca la misma población. Incluso en tu mundo, tan solo tres de esos con naturaleza distinta también tenían un núcleo sobre-desarrollado. Uno de esos tres tenía poco tiempo de vida, dejándome dos candidatos para invocar: Tú, y una chica que curiosamente tenía tu misma edad. Que hubiera tres de ustedes ya es una franca irregularidad estadística.
——¿…Hay alguna razón por la que yo fui escogido y no la chica?
—Lo que describí fueron mis requisitos —dijo con una sonrisa—. Hay otras dos razones por las que tú ganaste la rifa —levantó el dedo del medio y el anular—. La primera razón fue tu inteligencia, eres un genio, aunque no lo creas —bajó un dedo—. La segunda razón fue tu situación. La verdad es que, aunque yo le hubiera ofrecido el contrato a esa chica, nunca lo habría aceptado —bajó el segundo dedo y miró hacia arriba—. ¿Recuerdas lo último que pensaste antes de nuestro primer encuentro?
Lo último que pensé en el otro mundo. Lo recordaba muy bien porque en ese momento se repetía en mi cabeza una y otra, y otra vez, sin parar. No lo podía olvidar.
—"Me gustaría desaparecer" —respondí.
—Bingo. Por lo tanto, si alguien aceptaría un contrato como el que planteé, ese serías tú.
Es decir que me escogió por mi debilidad. Por casualidad, y por debilidad. Si hubiera sabido manejar mi vida correctamente; algo para nada especial, probablemente era lo que esa otra chica estaba haciendo. Si hubiera manejado mi vida bien, como el resto del mundo, no habría perdido a todos mis seres queridos. Perdí a mis seres queridos por lo patético que fui.
—No te deprimas, porque… ¡Cuarto! Dejemos todo eso atrás y hablemos de qué me hizo recurrir a invocarte. Es decir, ¡hablemos de tu grandioso objetivo en este mundo! —exclamó, abriendo los brazos.
—Orden y Caos, ¿no? Ya lo mencionaste…
—Esa es una generalidad total —dijo, agitando la mano—. Hablemos de lo que tienes que hacer. Para empezar, ¿qué me hizo traerte aquí? ¿Cuál fue el detonante? El detonante fue una acción drástica, una represalia de mi hermanito Caos a la constante opresión de Orden: Una Bestia.
—¿Bestia? ¿Como el chaeki?
—Eso es un animal —respondió con un tono despreciativo—. Buen trabajo cazándolo, por cierto —agregó, guiñando un ojo—. Pero eso es un animal, nada más. Los animales en este mundo tienen cierto dominio sobre la Influencia, por lo que vienen… potenciados… digamos, pero siguen siendo animales, por más Influenciados que estén. No. La Bestia no es ningún animal, de hecho, es una criatura invocada de otro mundo, como tú. Pero, si tu mundo era uno que se caracterizaba por la poca Influencia presente, el mundo de la Bestia era uno en que la Influencia era tan abundante como el agua en el océano y el oxígeno en la atmósfera. La Bestia, en ese mundo despedazado, repleto de criaturas que se adaptaron hasta lo abominable, era una de las potencias mayores, un rey.
—Una bestia- ¿inteligente o qué?
—Tan inteligente como inhumana, con una directiva primaria de destruir con todo lo que se encuentre. Para que entiendas de lo que estamos hablando, esa única criatura, de tamaño no mucho mayor que el de un elefante, tiene la capacidad de arrasar completamente con todo este mundo en tan solo 3 años.
——Okey… Permíteme desconfiar. Por más que intente imaginar un elefante acabando con el mundo, no soy capaz. ¿Qué tiene de especial esa bestia?
Balance se quedó callado un momento. Y entonces preguntó:
—¿Sabes lo que es una bomba de hidrógeno?
—Sí.
—No hacía falta que respondieras, ya sabía que sabías. Bueno, imagínate una bomba de hidrógeno explotando.
—De acuerdo… —obedecí la instrucción.
—No, te pasaste. Estás pensando en el hongo. Piensa en el inicio de la explosión, en el calor, en la liberación de energía, en toda esa energía pura, siendo arrojada desesperadamente sin ninguna otra opción. ¡La presión aplastante y la luz cegadora…!
—Está bien… —intenté imaginar la bola de fuego.
—No estás comprendiendo la magnitud total de la bomba, pero no importa. Ahora, junta toda esa energía, todo ese calor, concentra todo eso en un punto, y ponle una cobertura de carne, músculo y piel. Eso es la Bestia.
—¿Una bomba de hidrógeno andante? ¿Ya explotó un reino o algo?
—No es tan literal, no puede liberar toda esa energía en un instante. Pero, más importante aún, todavía se está adaptando a los aspectos de la Influencia de este mundo, que son distintos a los de su mundo de origen. Es decir que, con el tiempo, se volverá más fuerte. Como dije, para cuando pasen 3 años, ya no quedará civilización en pie.
—Bueno… ¿Y supongo que no sugerirás algo completamente ridículo como que debo derrotar a esa bestia?
—¡Por supuesto que no! ¡Eso sería una locura!
Estaba casi seguro de que iba a plantear algo así, me sentí increíblemente aliviado, por una vez.
—Vas a tener que eliminar a La Bestia de Caos y a los Héroes de Orden, ¡si no, no habría nada de balance!
Era lo que esperaba. Tenía que mantener la compostura.
—Sabes que la bomba atómica fue inventada para destruir asentamientos completos de humanos, ¿no? Es decir, no solo a un humano. Por lo tanto, ¿cómo podría un humano, no digamos derrotar, pero sobrevivir a una bomba de hidrógeno? ¿Entiendes que eso no es razonable? Para ponerlo en perspectiva, yo usualmente me río de aquellos que creen que pueden derrotar a un lobo, o incluso- ja, ja, ja- a un oso. Por lo tanto, ¿cómo podría alguien que no está completamente demente pensar que tiene una oportunidad contra una bomba de hidrógeno? Por favor, señor Balance, replanteé las pretensiones que tiene para mí —intenté, realmente intenté mantener la compostura.
—No —respondió de manera sucinta—. Vas a eliminar a la Bestia o morir en el intento. Ya firmaste el contrato. No puedo devolverte a tu mundo, solo puedo traer seres, e, incluso para eso, hay varias condiciones que se deben cumplir. No puedo enviarte de regreso. Estarás aquí el resto de tu vida, y, si deseas que esa vida no termine en tres años, vas a eliminar a la Bestia.
—¿Acaso la Influencia funciona como un JRPG? ¿Me permitirá pelear contra Dios o algo? —perdí la compostura—. ¡NO PUEDO PELEAR CONTRA UNA BOMBA ATÓMICA! ¡CASI FUI ASESINADO POR UN ÁRBOL HACE UNOS DÍAS!
—Deja de llorar, no es literalmente una bomba atómica. Es solo algo que tiene la energía de una. Permíteme explicarte el plan antes de que llegues a más conclusiones apresuradas.
Me senté y me crucé de piernas y brazos.
—Escucho —dije entre dientes.
—Mira, tu objetivo es disminuir la influencia que tienen mis hermanos en el mundo. Es imposible hacer eso por completo, ni tampoco es deseable. La presencia de la Influencia es irreversible y solo podrá ser reducida de manera gradual. Entonces, organicemos a nuestros oponentes según sus acciones concretas. ¿De qué forma afecta Caos al mundo? ¿Cuál es su modus operandi? Lo que Caos hace es desperdigar a su Influencia por todo el planeta: los animales, los laberintos, y todas las criaturas de Influencia en el planeta son de su autoría. Para que entiendas a lo que me refiero, la naturaleza de la Influencia de todas esos seres que mencioné es la misma que la de Caos. Los humanos, en ese aspecto, son distintos: ustedes poseen una naturaleza propia y única a la humanidad. Lo que sucede con Caos es que es extremadamente caprichoso y puede cambiar de idea en un instante. ¿Todo esto cómo terminó? Terminó con mi hermano repentinamente invocando a un demonio de otra tierra: la Bestia anteriormente mencionada. La Bestia es su ídolo, y nuestro principal objetivo de subyugación.
—Yo no pued-
—¡Shhh! Ese es Caos. Ahora hablemos de Orden.
—Mmm…
Repentinamente, su atuendo cambió… ¿Tenía ropa antes? No, era una silueta. Pero ahora era una silueta adornada por una manta, una corona y una barba larga, emulando a un rey longevo.
—Orden es metódico, conservador, modular —empezó a hablar con una falsa voz grave—. Se involucra en la política de los reinos y concentra su Influencia en ídolos particulares. Esos ídolos suyos son los Héroes, personas bendecidas por él —terminó de decir y su tono de voz volvió a la normalidad—. Orden tiene una relación extraña con la humanidad, una de amor-odio, diría. Por una parte, los considera irreparable, abrumadora e indescriptiblemente inferiores; pero, por otro lado, su único interés en toda la tierra son ellos. Se fija únicamente en ellos y detesta cuando hacen algo que no le gusta. Caos nunca lo podría entender, pero Orden nunca podría entender a Caos. Sea como sea, esos Héroes, colmados de Influencia, son tu segundo objetivo de subyugación.
—¿No hay una diferencia muy notoria en la dificultad de una tarea y la otra? Entre pelear con la bomba de hidrógeno andante y pelear con los hechiceros, prefiero pelear contra los hechiceros por bastante.
Balance volvió a su forma normal.
—Pasaste de sobreestimar, a subestimar tus oponentes. Deberías encontrar un punto medio. Los Héroes no son ningún hechicerito común; los Héroes son monstruos. No literalmente, claro, siguen siendo humanos. Pero, utilizando la métrica anterior: si la Bestia es una bomba de hidrógeno, los Héroes son bombas nucleares menores. Y a esto hay que agregarle un pequeño detalle: no hay solo uno, hay nueve, y todos están cargados con habilidades especiales que los convierten en un infierno de enfrentar. Lo voy a poner así: Si la Bestia se encontrara con los nueve Héroes en este momento, sería destruida en segundos. La Bestia solo alcanzará el mismo poder que los nueve juntos dentro de tres años. La única razón por la que los Héroes no han destruido el mundo es porque son seres más racionales. Son humanos, después de todo.
—Ya que eres una entidad divina y omnisciente, voy a pretender que no eres un idiota. Pero, entiendes que esto es algo que no puede hacer un ser humano común como yo, ¿no?
—Castigo.
—¡PERDÓN! ¡PERDÓN! ¡PERDÓN! ¡NO DE NUEVO!
—Hm. ¿Acaso no expliqué muy detalladamente cómo no eres un ser humano común?
—El hecho de que pueda utilizar magia no me califica inmediatamente para llevar a cabo semejante tarea —dije con escepticismo.
—No es que puedes usar magia, nada más. No voy a dar muchos detalles, pero tu potencial mágico es muy grande. Ya sé que es como pedirle a un perro que no ladre, pero, no te subestimes a ti mismo tampoco. Además, nadie dijo que deberías hacer esto solo. De hecho, toda mi intención, y la de nuestro contrato, es que formes las relaciones necesarias para llevar a cabo esta misión.
Me resultaba difícil de creer que fuera capaz de algo así.
—Mira, pongámoslo en números duros. Yo sé que te gustan los datos concretos.
Hizo aparecer un gráfico de curva de crecimiento delante de mí.
—Esta línea representa el poder que la Bestia irá adquiriendo en el tiempo.
Era un gráfico simple, una curva ascendente regular.
—Ahora, pongamos la línea de mi pronóstico sobre el crecimiento de tus habilidades, superpongámosla al otro gráfico y coloquémosla en espejo.
Creó otro gráfico e hizo lo que dijo. Mi gráfico era básicamente una línea recta con pequeñas elevaciones repentinas en intervalos dispares.
—Como verás, el mejor momento para que te enfrentes a la bestia es cuando estas líneas se cruzan, este momento sería aproximadamente aquí.
—¡Mi línea no está ni cerca de la otra! ¿¡Acaso solo quieres enviarme a una misión suicida!?
Marcó un punto arbitrario un poco avanzado en el tiempo. Uno de esos momentos con las elevaciones repentinas. Pero la línea estaba muy lejos de contactar a la del poder de la Bestia.
—Es el momento que estás más cerca —me dijo, ajustando unos anteojos falsos sobre sus ojos.
—¡Voy a morir!
—Podría ser peor, mira este otro gráfico.
Levantó otra ventana en su escritorio con un JPG de otro gráfico. Esta vez era solo una línea recta constante en la cima del eje Y.
—Este es tu poder comparado con el de los Héroes.
¿Eh?
——¿…Y mi poder?
—Ahí está, ¿no lo ves?
Hizo zoom una, dos, varias veces en el gráfico, hasta que mi línea apareció pegada al piso. No pude evitar quedarme boquiabierto.
—¿Ves? Podría ser peor.
—¡Eres un idiota! ¡No tengo ninguna chance!
—Tranquilízate, los gráficos son engañosos. La parte más peligrosa de los Héroes son sus habilidades especiales, y no supe cómo representar esas habilidades correctamente en un gráfico tan básico.
—¡Eso no es mejor para mí! ¡Con cada cosa que me muestras solo empeoras la situación!
¡Iba a morir! ¡Esta entidad divina solo quería jugar con mi vida hasta dejarme hecho un cadáver destruido! ¡Todo es por haber asentido a ese estúpido contrato!
—Hay un "pero" —dijo con un tono presuntuoso.
Levanté la cabeza del suelo, le di una última oportunidad.
—¿"Pero" qué…?
—Su poder no es el único difícil de cuantificar. ¿Recuerdas lo que te dije de la naturaleza de tu Influencia?
—¿Sí?
Había entendido un poco el concepto; pero, ahora que pensaba en ello, no podía intuir los efectos prácticos de mi "naturaleza".
—Si recuerdas, mencioné que tu Influencia actúa de una manera muy particular cuando interactúa con la Influencia de otros. Volviendo a los gráficos, mira esto —hizo aparecer un gráfico de columnas—. Esta primera columna representa el poder bruto de un Héroe promedio —hizo aparecer otra columna, unas 4 veces mayor—. Este es el poder suprimido actual de La Bestia. Y este es tu poder —hizo un tercer espacio, pero no había nada.
—No hay nada —noté lo obvio.
—Exacto, no hay nada. Esto es porque, debido a su naturaleza, tu Influencia… Hm. ¿Cómo explicarlo? Para describirlo de una manera simple: tu Influencia se "come" a la Influencia de los demás. ¿Puedes captar lo que esto significa?
¿Mi magia se "come" a la de los demás?
—Esto significa que —apuntó a la cima de la columna mayor—, mientras esta columna sea más grande, tu Influencia es proporcionalmente más efectiva. ¿Entiendes lo que te estoy diciendo? Combinando este aspecto, con tu capacidad superlativa para la Influencia, eso significa que eres-
—¿Una especie de hechicero anti-hechiceros?
Balance chasqueó los dedos.
—Exacto. En muchos aspectos, tu Influencia funciona a la inversa que la Influencia común, es por eso que estos gráficos son fundamentalmente defectuosos para representar tu poder. ¿Recuerdas los primeros gráficos? Esos gráficos no eran capaces de representar tu propio poder, pero tenían elevaciones. Esas elevaciones son el poder que puedes obtener gracias a tus relaciones. El gráfico no representaba solo tu poder bruto, representaba tu "capacidad". Si tú, por ejemplo, consigues convencer a un Héroe para que se una a tu campaña contra La Bestia… ¿Entiendes cómo esta misión se vuelve cada vez menos imposible? ¿Y si consiguieras múltiples Héroes? No es como si tuvieras que pelear con ellos, apenas crucen miradas. Los Héroes no sabrán que tienes la misión de acabar con ellos. Es posible que puedan sentir mi Influencia sobre ti, ya que eres mi ídolo, pero eso solo los hará interesarse, no los enemistará inmediatamente. Al mismo tiempo, puedes separar a los Héroes y acabar con ellos uno por uno, no es necesario entrar en una guerra sin cuartel. Ahora, ¿te sientes un poco más positivo sobre esta labor con la que te encomendé?
—Mmm… Entiendo. Es complicado, pero… Eso no significa que sea imposible.
Balance limpió todos los gráficos y me habló de manera clara.
—Ahora, resumiendo: tu objetivo es eliminar a la Bestia y acabar con cada uno de los Héroes. Puntos extras por cada laberinto que resuelvas. Si logras esto, si cumples con esta labor que te encomendé, entonces obtendrás la recompensa de nuestro contrato, junto a un extra por la magnitud de la tarea.
Entendía. Había entendido. Pero, aun así…
—Realmente… ¿Realmente soy capaz de semejante hazaña? Yo no sé cómo, ni tampoco me interesa pelear. Casi muero peleando con ese estúpido duende… ¿Y ahora se supone que tengo que luchar con todas estas fuerzas imponentes? ¿Yo? ¿El yo que fracasó en su tranquila, fácil, vida? ¿El yo que decepcionó a todas las personas que amaba? ¿Ese debilucho, ese traidor, tenía que convertirse en una especie de héroe? No soy un héroe, ni un soldado, ni siquiera un luchador, solo soy… un fracaso.
Sentado en el suelo, bajé la mirada nuevamente a la superficie gris en la que estaba apoyado. No podía evitar pensar en lo que había hecho, en lo que había ofrecido a cambio para encontrarme acá. No sabía cómo podría hacer para… perdonarme a mí mismo.
Pensaba que iba a criticarme, o quizás iba a intentar animarme, pero, en cambio, lo que dijo la figura fue:
—Tienes razón. Y no te voy a ayudar directamente. Sin embargo, te entregué tres cosas que pueden asistirte, si tú lo permites. La primera asistencia ya la conoces, la bendición del lenguaje te permite expresarte en cualquier idioma humano. La segunda asistencia es intangible, es simplemente una promesa. Yo doy fe, te aseguro que, efectivamente, eres capaz. Te aseguro que estás calificado para realizar esta hazaña. No quiero adular, pero realmente eres mucho más increíble de lo que crees, si no lo fueras, no te habría invocado. Y estoy seguro de que una parte de ti sabe el verdadero valor que tienes, pero… nunca la escuchas.
Me hice una bolita en el suelo.
—La tercera asistencia sí es tangible, y no te la había explicado aún. ¿No tienes dudas sobre tu collar?
Me senté otra vez y observé el collar aún en mi cuello.
—Ah, sí. Supuse que era mágico. Muestra mis emociones, o algo así, ¿no?
—Más o menos —hizo el gesto acorde con la mano—. Tienes un poco de razón, pero no estás logrando comprender la totalidad de su función. Es un aparato mágico único en el mundo y funcional solo para ti. Los demás no pueden ver su contenido, excepto que tú desees. Pero lo que hace, exactamente, es, ni más ni menos que mostrarte lo que verdaderamente deseas. Siempre tuviste problemas con eso, ¿no? Con saber qué quieres.
Saber lo que realmente siento, lo que realmente deseo, con tan solo una mirada rápida. Quizás, muchas personas lo desestimarían como algo inútil. Después de todo, ¿cómo sería difícil saber lo que uno mismo desea? Tal vez ese sea el caso para la mayoría de las personas, pero yo siempre tuve problemas con eso. ¿Es esto lo que verdaderamente quiero? ¿Lo que siento que debo hacer? ¿O solo lo que creo que me beneficiaría? Toda mi vida fui atormentado por estas preguntas y mi respuesta final siempre era la misma.
No hacer nada. Ante el dilema, evitar el conflicto por completo. Siempre fui un cobarde.
Pero, gracias a esto, puedo disipar ese dilema por completo, como si nunca lo hubiera sufrido.
—Gracias —las palabras escaparon de mi boca antes de que lo supiera—. Este objeto es increíble. Muchas gracias.
—De nada. Si sientes que es un buen regalo es porque está diseñado especialmente para ti, ¿sabes? Hablando de eso, el colgante nunca puede ser tomado de ti y es imposible de perder.
¿Imposible de perder? Miré a mi pecho, solo tenía puesto la túnica del pueblo, en ningún lado estaba el dichoso pendiente, objeto de la conversación.
—No lo tengo.
—¿No lo tienes? —me preguntó, como si no pudiera verme.
—No, no está conmigo —respondí, inspeccionando entre las solapas de la vestimenta para ver si se había soltado en algún momento. Como estaba sentado, la vestimenta tenía varios dobles.
—¿Dirías que lo perdiste? —preguntó con lo que era una sonrisa audible.
Lo miré.
—Sí —asentí con la cabeza.
Balance solo señaló hacia abajo. Seguí la dirección de su dedo y-
—¿Cómo puede ser? —le pregunté.
El colgante había aparecido en un instante, ni siquiera lo había sentido aparecer.
—Te lo dije, no puede ser tomado de ti y es imposible de perder. Cuando pienses que "lo perdiste" o que "te lo robaron", el colgante aparecerá nuevamente en tu cuello.
—Increíble.
—Es mi magia, por supuesto que es increíble.
Sostuve el colgante que alguna vez pensé que estaba maldito. Ahora se sentía verdaderamente como mi posesión más preciada.
—Todas esas noches sin dormir, esas clases sin prestar atención, todo ese tiempo haciéndote las mismas preguntas; con miedo de lo que sucederá; sin entenderte a ti mismo; alejando las personas a tu alrededor. Todo momento que te sientas así, ahora lo único que tienes que hacer es mirar a tu colgante. Hazlo y sabrás exactamente lo que estás pensando, lo que estás sintiendo, lo que realmente deseas. Hazlo y deshazte de todas esas incertidumbres. Hazlo, y sigue adelante.
Sentí un nudo en la garganta. Tenía un poco de ganas de llorar. Mis ojos se humedecieron.
—Ah, un par de instrucciones. El color inicial del pendiente, el color base, no muestra nada de tus deseos. Solo indica el aspecto actual de tu Influencia, azul es inclinación hacia el caos, rojo es inclinación hacia el orden. Si todo sale bien, deberías empezar a ver más rojo en el pendiente. Excepto que desees profundizar un solo atributo de tu Influencia, esa también es una opción. Lo dejaré en tus manos.
—Eso es el… color inicial. ¿Y los otros colores qué significan exactamente?
—Bueno, con el tiempo te darás cuenta qué significa cada uno. Para empezar, ya habías visto que el azul claro simboliza tristeza, te indica que la situación te entristece y deseas cambiarla. El rojo que también viste es un deseo de desatar violencia. El naranja es un deseo de mantener una situación, por felicidad, usualmente. El marrón que ya viste es muy malo, intenta evitarlo. Y así hay muchos más que aún no has visto o experimentado.
—Entiendo…
Balance estiró los brazos y luego la espalda.
—Bueno, ya expliqué mucho. ¡Creo que no he hablado tanto desde hace siglos! ¿Tienes una pregunta que quieras hacerme antes de irte?
—Emmm… Bueno… Sobre la Influencia… Hablamos mucho de teoría, pero no tengo idea de cómo usarla. Por más talento que tenga, si no sé qué hacer es lo mismo que nada…
—Estás a punto de descubrir cómo utilizarla. No te preocupes mucho por eso. No tienes por qué apurarte en este momento.
—Si no tengo que apurarme, entonces… ¿Cuánto tiempo tengo? Para matar a la bestia, o a los Héroes, ¿tengo un límite de tiempo?
—No puedes hacerlo ahora, por supuesto. Tampoco puedes hacerlo todo de una vez. Sin embargo, no puedes esperar demasiado. Como viste en el gráfico: los Héroes, y especialmente La Bestia, serán progresivamente más difíciles de derrotar. Si te preguntas por qué no te invoque antes para que estuvieras más preparado, entonces quizá te sorprenda saber que la Bestia llegó a este mundo exactamente la misma mañana del día que tú arribaste. Como verás, actué bastante rápido. Pero, para responder a tu pregunta, debemos derrotar a todos en menos de tres años y hacerlo lo suficientemente rápido como para que Orden y Caos acepten la derrota y retrocedan.
En mis últimos tres años lo único que hice fue arruinar poco a poco mi vida y mis relaciones. El contraste entre eso y convertirme repentinamente en un asesino de monstruos y héroes me obnubiló un poco.
—Tengo otra pregunta.
—Pregunte pues.
—Toda esta misión que tienes… Me estás pidiendo que acabe con una bestia, está bien; pero también me estás pidiendo que asesine a otras personas, héroes, incluso… ¿Cómo sé que esto ayudará a alguien… o que hará un cambio? Dijiste que la presencia de la Influencia en este mundo es irreversible. Y nunca diste un indicio de que Orden o Caos decidirán detener su juego por esta maniobra. Lo que quiero decir es… Esto que me estás pidiendo que haga, ¿ayudará a alguien? ¿Beneficiará a alguien… o al mundo?
No tardó en responder, casi ofendido.
—Tú ya sabes la respuesta a esa pregunta. Para empezar, si consigues matar a la Bestia, estarías evitando el fin de la humanidad en este planeta. Eso debería ser suficiente para la mayoría de las personas. Pero eso no tiene por qué importarte, este mundo no es el tuyo, después de todo. Lo que tiene que importarte es que esto te ayudará a ti. Eso era parte del contrato.
—Pero estoy matando a gente, y si esa gente ayudaba al mundo… o algo… entonces sería extremadamente egoísta de mi parte, priorizar mi beneficio pers-
—Todos ellos son esbirros de Orden —me interrumpió—, y Orden no se caracteriza por ser particularmente humano en su moralidad —me dijo de forma impaciente—, la seguridad de esos monstruos humanos no es algo que debería importarte en este momento. Haciendo esto, me estarías ayudando a mí. Estuve jugando este juego hace siglos y desde hace siglos que estoy planeando este movimiento para detenerlos en seco a ambos al mismo tiempo. Si lo que estás cuestionando son mis razones, entonces deberías saber que yo no soy tan distinto a mis hermanos. Preguntarme por qué quiero hacer esto es como preguntarle a un humano por qué sobrevive o por qué se reproduce. Tanto el tiránico de Orden, como el asolador de Caos, como yo, sentimos una necesidad instintiva de propagarnos por la realidad. Pero ellos dos rompieron un tabú, quebrantaron las reglas. Yo quiero ponerlos en su lugar.
—Entonces solamente seré un títere tuyo.
Balance se rio.
—Sí. Exacto. Serás un títere muy insoportable, cuyo ego es tan grande que le impide incluso actuar por su propio beneficio, únicamente porque el hombre honrado no responde a ninguna "entidad superior cruel". No sabes nada —su tono se volvió más hostil—, y entiendes mucho menos. Orden y Caos no están atados a ninguna norma moral humana y tampoco desean su prosperidad. Si el mundo terminara mañana, ellos encontrarían otro planeta con el que jugar. Intrínsecamente, la entidad más "humana" entre nosotros soy yo. Yo soy el único cuyo deseo es más que simplemente ganar un juego idiota. Yo soy el único ser que está a la par de los dioses destructores a los que todos los humanos ignorantes de este planeta rinden culto. Yo soy el único ser, entre ellos, cuyo fin último es permitir a este mundo sobrevivir por sus propios medios, en vez de expandir mi Influencia hasta su destrucción. Así que sí, eres un títere. Eres un títere tanto como cualquier humano es un títere de sus impulsos bajos y tanto como la chica que conociste es títere de su avaricia. Si verdaderamente, y por una vez, quieres cambiar tu vida para bien, entonces deberías empezar por desprenderte de todas esas inútiles trabas morales y falsa dignidad que te autoimpones; las mismas trabas que te llevaron a odiarte a ti mismo desde un inicio. Tienes dos opciones, ni tres, ni cuatro, dos. O permaneces siendo el mismo fracasado de siempre, que traicionó a todos sus seres queridos y desperdició su vida, y, en el mejor de los casos, vives una larga e incómoda vida en un mundo completamente ajeno a ti; o haces a este mundo tuyo y empiezas, por primera vez, a tomar acciones para mejorar como persona y merecerte todo lo que te ofrecí en el contrato —se tomó una pausa, pero continuó—. En una de esas opciones, este mundo permanecerá como ahora, en camino a su destrucción; en la otra tienes una posibilidad de ayudar y hacer un cambio real a una escala que es impensable para cualquier ser humano —bajó hasta mi nivel y aseveró su tono aún más—. Entonces, elige: O permaneces como siempre, no haces nada, y te llevas todos tus arrepentimientos a la tumba; o intentas buscar un cambio por primera vez y te atreves a ser feliz; pero, para hacer eso, necesitas desechar esa idea tonta, pero extremadamente reconfortante, de que eres alguien que no merece perseguir lo que desea.
—…
—Decide.
…
—Ahhh —suspiré—. Ya entendí. Ya puedes detener ese sermón ridículo. Solo tengo que matar a esos héroes y al monstruo, ¿no? No creo que me hayas traído aquí porque sí, entonces debo tener una buena chance. Solo dime qué tengo que hacer y lo haré.
De la silueta se formó una sonrisa socarrona.
—Esa actitud soberbia te queda mucho mejor; deberías ser más genuino contigo mismo —se detuvo para ponerse de pie—. En lo único que deberías concentrarte ahora mismo es en esto.
Levantó sus dos brazos. En la cima de uno creó una bola de fuego vivo, en la cima del otro creó un chorro de agua que inmediatamente se cristalizó y se convirtió en un rombo de hielo rotativo.
—Esta es Influencia humana. En mi derecha, Influencia de orden —levantó la bola de fuego—, y en mi izquierda, Influencia de caos —levantó el rombo—. Por ahora, intenta producir algo de esto. En teoría, deberías ser capaz de aprender muy rápido, pero tú tienes un obstáculo particular.
—¿Mi naturaleza?
—Correcto. Es una característica muy divertida, soy fan. Pero también es extremadamente difícil de controlar. Como dije: en varios sentidos, funciona en reversa a la Influencia común que manifiestan los humanos. Sin embargo, tú tienes una ventaja en el aspecto de que, a pesar de que tu control emocional es paupérrimo, tu intelecto es genuinamente brillante. Y la Influencia funciona mucho como lo hace la magia en los juegos, mientras más sabiduría e inteligencia, más aptitud con ella.
—INT y WIS.
—Sep.
Giró la cabeza, como escuchando o viendo algo.
—Bueno. Si no te despierto ahora mismo, esa mujer empezará a pensar seriamente que estás muriendo. Y, si te sigue aplicando más círculos de sanación, probablemente te deformará el cuerpo. Por lo que, adiós por el momento. Nos vemos cuando tenga un nuevo consejo para ti. O cuando quieras llamarme, soy omnisciente, ¿sabías?
—Lo mencionaste.
Balance hizo un espacio entre nosotros y levantó una mano para mover los dedos en un saludo un poco desagradable.
—¡Ah! ¡Antes de que te vayas…! ¡Feliz cumpleaños!
—¿Cumpleaños? ¿Cuándo fue mi cumpleaños?
Antes de que mi pregunta fuera respondida, todo se volvió negro.