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—Ha habido un malentendido —respondió Fu Shiyan tras una pausa.
—Sí, lo siento, no sabía... —la cabeza de Bai Zhi se inclinó aún más—. Supongo que realmente soy estúpida...
Lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.
Se veía bastante lamentable.
Un destello de molestia apareció en los ojos de Fu Shiyan.
Ya estaba empezando a insensibilizarse ante las lágrimas de Bai Zhi.
Aun así, él le dio una salida a Bai Zhi —Este collar no es un diseño de la Joyería Fulan, no te queda como portavoz.
—Entonces me lo quitaré...
En ese momento, el teléfono de Bai Zhi sonó.
La voz de Zhang Yu resonó en el carro —Bai Zhi, ¿dónde estás? Tu aparición está a punto de comenzar, ¡no llegues tarde!
—Ya casi llego, probablemente... —Bai Zhi miró por la ventana.
El conductor respondió rápidamente —Unos diez minutos.
—El conductor dice que unos diez minutos —repitió Bai Zhi.
