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—Shen Feichi es capaz, has olvidado cómo hace unos años ganó el gran premio...
—Eso fue hace años, la gente necesita progresar. Ahora, los diseños de Joyería Fulan se están volviendo cada vez más obsoletos. Si sigue así, ni siquiera un dios podría salvarla, será mejor que lo pienses bien.
Bai Zhi no dijo más.
Ella sabía que en el mundo empresarial, no tenía voz en asuntos que concernían a Fu Shiyan.
Si no hubiera sido por el respaldo del Grupo Fu estos últimos años, Joyería Fulan ya se habría hundido hace tiempo.
Ella dijo:
—¿Qué hay del presupuesto, crees que está bien?
—Sí —dijo Fu Shiyan—, solo ve directamente a finanzas.
—Gracias, Shiyan —Bai Zhi mostró una alegría radiante.
Estos últimos años, siempre que necesitó fondos, Fu Shiyan nunca la rechazó.
Incluso ella sabía que a veces, los presupuestos que proponía eran un poco excesivos, pero Fu Shiyan casi nunca se negaba.
Pensando en cómo ahora Shen Feiwan estaba desesperada por dinero...
