Lin Nuannuan no pudo evitar sonreír también.
—Acabo de toparme con ese sinvergüenza de Fu Shiyan —soltó— y pregunté por tu situación.
—Te mueves rápido, ¿eh? —Shen Feiwan.
—Contra un sinvergüenza así, de verdad que no puedo controlarme ni un minuto —Lin Nuannuan.
—Entonces, ¿conseguiste algo? —Shen Feiwan.
—Nada por ahora. Es exasperante —Lin Nuannuan.
Shen Feiwan en realidad ya lo había supuesto desde hace mucho.
¿Cómo podría Fu Shiyan admitir lo que ha hecho?
¡Definitivamente Lin Nuannuan no es rival para Fu Shiyan!
¡El hombre es tan astuto!
—He notado que no se ha sentido bien estos últimos días, siempre al lado de Ji Zhihan, apenas descansando, así que no discutí con él —Lin Nuannuan.
—Sí que sabes cómo buscarte una salida —Shen Feiwan.
—Estoy diciendo la verdad. Pero, con Fu Shiyan tan ocupado, ¿cómo encuentra tiempo para hacerte esto a ti? —Lin Nuannuan.
—Tienes que creer que un empresario exitoso es definitivamente un maestro en la gestión del tiempo —Shen Feiwan.