—Prueba esto —le ofreció el helado He Wencheng.
Perpleja, Su Yin aun así tomó el helado y lo probó.
Era muy dulce.
Ella miró a He Wencheng —esto es dulce... um.
Su Yin miraba a He Wencheng.
Él se inclinó y le dio un ligero toque de beso en los labios, como un roce de libélula.
Su Yin apretó los labios levemente.
He Wencheng se lamió los labios —ahora de repente sabe dulce.
Su Yin bajó la mirada y le devolvió el helado a He Wencheng.
—¿Estás molesta? —la molestó He Wencheng.
Su Yin negó con la cabeza.
—¿De verdad no estás molesta?
—No estoy molesta —dijo Su Yin.
—Entonces regálame una sonrisa.
Su Yin lo miró a los ojos.
—No te enojes, no lo volveré a hacer, ¿de acuerdo? —se disculpó He Wencheng.
Realmente solo había querido molestar a Su Yin por un momento.
Ver a Su Yin preocupada por él lo hacía sentir muy feliz.
Y entonces no pudo resistirse...
—¿Siempre eres tan casual con las chicas? —preguntó Su Yin.
—¿Ah? —He Wencheng se sorprendió.
Ciertamente.