—Simplemente devuelvo lo que recibo, ¿no aprendí todo esto de ti? —La voz de Fu Shiyan estaba cargada de sarcasmo.
—Ciertamente has puesto nuestras lecciones en práctica —escupió Am Son con frialdad.
—¡No hay necesidad de charla trivial entre nosotros! Estoy en tu yate ahora, ¿no querías hacer un intercambio? Que tus hombres liberen a Shen Feiwan, y yo te esperaré en tu yate —declaró Fu Shiyan, enfatizando cada palabra.
—¿Esperarme?
—¡No! Tiene que ser ahora —Fu Shiyan era firme.
—¡No tienes derecho a negociar conmigo, Fu Shiyan! Como he dicho antes, ¡yo tengo las riendas en nuestro trato! —La ira no expresada de Am Son era palpable.
Estaba enfurecido por Fu Shiyan.
Desde el momento en que se enteró de que Fu Shiyan había subido a su yate, la furia de Am Son nunca había disminuido.