—Pasa —dijo Lyke Zhekova.
Wallace Martin comenzó a sentir cierto arrepentimiento mientras se levantaba.
¿Había sido un poco demasiado osado al provocar al tigre hoy?
Wallace Martin respiró profundamente, finalmente sintiéndose un poco nervioso.
Por supuesto, solo un poquitito.
—¡Toc, toc, toc! —Volvió a golpear la puerta de la oficina de Lyke Zhekova.
—Pasa —llegó la voz de Lyke Zhekova desde dentro.
Wallace Martin no tenía la misma confianza que antes, como si hubiera estado tirando de los bigotes del tigre.
Esta vez, era dócil como un cordero.
Especialmente obediente.
—Señor CEO —Wallace Martin entró, cerró la puerta detrás de él con muy buena actitud—, ¿en qué puedo ayudarle?
Lyke Zhekova alzó la vista hacia Wallace Martin.
Viendo a Wallace Martin como si estuviera temblando de nervios.
Lyke Zhekova lanzó casualmente el bolígrafo que tenía en la mano sobre la mesa.
—Vamos, deja de fingir —dijo Lyke Zhekova.
