—Aunque no te haría daño, me pusiste detrás de ti. Si ella no tiene a quién aferrarse, ¿y si viene a jalarte? —susurró Cindy, aprovechando la oportunidad para sujetarse del brazo de Adrián.
Así que Adrián, con una mano sosteniendo a Morgan, tenía su otro brazo sostenido por Cindy.
De repente sintió el peso de la responsabilidad en ambos brazos.
—¿Cómo voy a dejar que aproveche esta oportunidad para aferrarse a ti? —declaró Cindy que nunca permitiría que tal cosa sucediera.
Ninguna mujer ajena debería jamás entrar en contacto con Adrián Zhekova.
¡Este sentimiento intenso y posesivo hizo a Adrián tan feliz!
Si no hubiera tanta gente alrededor, la habría empujado contra el coche en este momento.
—Tienes razón —asintió seriamente Adrián y dio cuidadosamente otro paso atrás—. Como si Iris Doone pudiera abalanzarse en cualquier momento.
Los otros ancianos de la familia Zhekova también se sintieron obligados a retroceder.