—No, no —dijo Cindy apresuradamente—. No lo quise decir de esa manera.
Cindy sujetó el rostro de Adrián Zhekova con ambas manos y lo miró intensamente.
Por primera vez, ella tomó la iniciativa sin que Adrián tuviera que decir nada.
Se inclinó levemente y lo besó en los labios.
Los ojos de Adrián estaban llenos de emociones desbordantes.
El corazón de Cindy latía nerviosamente:
—Lev… levántate.
Adrián la soltó pero se tumbó en la cama, hablando con una voz ronca —Tú vete primero, yo me levantaré después.
Cindy, aún sin comprender la situación, preguntó confundida —¿Quieres dormir un poco más?
Adrián reveló la mitad de su rostro desde la almohada y de repente jaló a Cindy, que ya se había sentado, de vuelta a la cama.
Cindy se quedó rígida al entender la respuesta.
Adrián suspiró —Esto es tan difícil para mí.
—Entonces… entonces… entonces —la lengua de Cindy estaba atada— ¡Tendrás que intentarlo tú solo!
Adrián:
—…
¿Qué se suponía que debía intentar él solo?