Ella salió y lo vio parado en la puerta.
Sintió que tenía a alguien en quien confiar en casa.
—¿Por qué no me miras? —Adrián Zhekova apareció frente a Cindy Clarke antes de que ella se diera cuenta.
Para cuando Cindy reaccionó, sus pies calzados con zapatillas estaban a su vista, acompañados de la voz baja y tranquilizadora de Adrián Zhekova.
Justo cuando Cindy estaba a punto de levantar la cabeza, Adrián se inclinó, trayendo su cara sonriente justo frente a sus ojos.
La besó.
—Tenía miedo de que, después de irte, no quisieras asumir nada —Adrián se rió entre dientes—. Aún lo recuerdas, ¿verdad?
—Sí —susurró Cindy—, nunca tuve la intención de olvidar.
—Difícil de decir, tienes historia en eso —Adrián se rió suavemente mientras tomaba su mano.
Aturdida por sus palabras, Cindy no notó sus acciones.
Sin darse cuenta, su mano cayó en la palma de él.
—¿Qué historia tengo? —Cindy estaba genuinamente confundida.