En la penumbra de una estancia ennegrecida, la lucha titilante de las velas apenas lograba desentrañar la densa oscuridad que la envolvía. Este sombrío recinto fungía como la sala de consejo de un castillo macabro, donde los murmullos que llenaban el aire no eran meras voces humanas, sino los susurros inquietantes de demonios. Era la corte del Rey del Infierno, y en ese instante, los más poderosos entre las huestes infernales, no más de un centenar, se congregaron en un silencio ominoso pues el monarca había llegado para dar inicio a una reunión crucial.
-Hoy, mis leales súbditos, he convocado esta reunión urgente debido a la crítica situación que atraviesa nuestro plano. Aunque no podemos prever su alcance, se avecinan tiempos sombríos. Como bien saben, los Celestiales, en su arrogancia piadosa, han sido traicionados por uno de los suyos: el poderoso Ángel Gabtan. Su formidable poder puede igualar al de los diez Arcángeles de Dios. Sin embargo, la traición de Gabtan no se limita no reside simplemente en su deseo de superioridad; su verdadera traición radica en el robo de tres de las preciadas llaves celestiales."
-No puede ser-
-Las tres llaves..-
-Si consigue todas....-
-Es tan fuerte?-
-Hay que atraparlo-
La habitación anteriormente silenciosa se llenó de murmullos nuevamente, todos los demonios estaban alarmados.
"¡Silencio!", rugió el Rey infernal, y la estancia se sumió nuevamente en el mutismo.
-Esta es, sin duda, una situación peligrosa. Los Celestiales han perdido tres de sus cinco llaves antes de que Gabtan escapara. Es muy probable que Gabtan conozca el propósito de esas llaves, aunque sus motivaciones nos resultan desconocidas. Sin embargo, estoy convencido de que su próximo objetivo serán las llaves que se encuentran en el mundo humano, y no podemos permitir que eso ocurra. La única esperanza radica en el lapso temporal otorgado por el túnel de exilio por el cual huyó Gabtan. Aunque dicho túnel conduce al mundo humano, el tiempo transcurre más lentamente en su interior, concediéndonos aproximadamente un año y medio para recuperar las llaves humanas antes de que Gabtan llegue.
-¿No es eso algo fácil? objetó uno de los demonios. "¿No podríamos simplemente masacrar a los humanos y arrebatarles las llaves?"
-NO - El Rey negó con firmeza y continuó, "Las llaves de los humanos están, lamentablemente, escondidas y extraviadas. La pérdida de estas cinco llaves a lo largo de los milenios es un testimonio de la naturaleza estúpida de los humanos. Hace más de tres mil años, estas llaves fueron forjadas y se distribuyeron entre los tres reinos: cinco para el reino celestial, cinco para el infernal y cinco para el humano, llamado el reino terrenal. Cada llave está resguardada por los más poderosos de su respectivo reino, con el propósito de garantizar su seguridad. Aún no logro comprender cómo Gabtan pudo obtener tres de ellas. Sospecho que hay más de un traidor entre los celestiales, o... - El Rey dejó su frase inconclusa, con la mirada perdida entre los demonios presentes, y añadió en un susurro apenas audible,- quizás es más formidable de lo que aparenta y ya posee todo el poder de un Arcángel Maestro-
-Imposible
Tan fuerte
Debemos detenerlo
Yo iré a la tierra....
No, yo iré.
No....
Mientras los demonios reanudaban sus discusiones, algunos mostrando acuerdo y otros reflexionando sobre la situación, uno de ellos, oculto en las sombras del fondo, mantenía una sonrisa desde el inicio de la reunión.