—¡Abre la puerta, maldito bastardo! —gritó Lucas con furia, mientras continuaba golpeando la puerta frente a él.
—¡Abre la maldita puerta! —exclamó, perdiendo la paciencia.
Viéndolo actuar así, los sirvientes que pasaban por ahí fruncían el ceño confundidos; sin embargo, nadie se atrevió a intervenir. El Cuarto Príncipe estaba borracho de nuevo, no planeaban involucrarse en esa estupidez.
—¡Abre la-!
Lucas gritó de nuevo, sin embargo, esta vez, la puerta fue abierta por Leo, que fruncía el ceño.
—¿Maestro Lucas? —preguntó con sorpresa.
—Necesito ver a Lovis —habló Lucas con firmeza.
—El Maestro Lucas está cultivando ahor-
—¡Me da igual! ¡Necesito verlo, ahora! —Lucas elevó su voz, interrumpiendo.