—(R-18).
La tarde se acercaba. Mientras el carruaje dejaba la ciudad, pasaba por los cultivados campos de arroz. No había trabajadores aquí.
Sentados en el asiento del cochero, los dos duendes dirigían los cuatro caballos hacia el suroeste. El sendero sin hierba, que era ancho cerca de la ciudad, se estrechaba cada vez más.
No había piedras en el camino, pero el carruaje seguía sacudiéndose. Los duendes lo sabían, pero cerraban los oídos y se concentraban en conducir.
Dentro del carruaje, sin embargo, estaban pasando cosas emocionantes.
—Annhh~ Ah~ Annnh~
Sonidos frescos de carne chocando resonaban en los oídos de Jake junto con los gemidos interminables de Ruxa. Su largo cabello negro le cubría la espalda estilizada.
Pahh! Pah!
Sus nalgas temblaban igual que sus pechos. Jake le jaló su elástica panty negra y la embistió más rápido. Sus bolas besaban su carnosa vulva, incitando más gemidos de ella.
—Annh!