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—Hmm... realmente llegaste —Jake acarició a su pequeña gatita e insertó su dedo índice.
—Ñ-Nyaa~ —La chica gato de cabello plateado comenzó a ronronear de nuevo.
—¿Se siente bien? —Jake insertó su otro dedo y los movió rítmicamente. Podía sentir su suave y húmeda vagina calentándose.
—Ñyaahh... Mrrnya~ —Amelia asintió y gimió de placer, abriendo sus piernas sobre el regazo de su maestro. Movía su cola y frotaba su linda cabeza en el pecho de Jake.
Entrelazó sus suaves muslos con los suyos. Sintiendo cómo el trasero de Amelia se aplastaba en su pelvis, la abrazó fuertemente y le mordisqueó las orejas de nuevo.
Con su mano izquierda ocupada complaciendo su vagina, y su mano derecha manoseando su jugoso pecho, Jake tomó una profunda respiración.
Amelia era como una gatita dócil que seguía ronroneando mientras se acurrucaban. Su aroma, el calor de su cuerpo, su energía para gemir repetidamente... todo eso excitaba a Jake hasta que su miembro estaba completamente largo y duro.