La Capital Prohibida del Imperio del Sol era absolutamente impresionante a la vista.
Imagina nueve enormes montañas dispuestas en un círculo perfecto, desafiando las leyes de la gravedad. Era una vista extraordinaria que dejaba a los espectadores asombrados. Cada montaña tenía su propio atractivo único, con vegetación vibrante, cascadas en cascada y estructuras intrincadas adornando sus superficies escarpadas.
Lo que hacía esta vista aún más notable era el hecho de que las nueve montañas estaban interconectadas por robustos puentes de piedra. Estos puentes servían como senderos resistentes, permitiendo a los visitantes atravesar entre los picos majestuosos.