Roy abrió la puerta y vio a Dalila esperándolo afuera. No dijo nada y simplemente le dio la pastilla que le había prometido entregarle antes.
Curiosa, Dalila examinó la pastilla y preguntó —¿Qué es esto?
—Es una pastilla poderosa que hará maravillas contigo —explicó Roy—. Tómala —susurró suavemente, enviando escalofríos por su espina dorsal.
Dalila confiaba en Roy más que en sí misma, ya que siempre había acertado en el pasado y tenía sus mejores intereses en el corazón. Siempre había sido bueno con ella, siempre esforzándose por asegurarse de que ella estuviera bien cuidada. Así que, cuando él le entregó la pastilla y le instruyó que la tomara, no dudó en seguir su ejemplo. Su inclinación natural era complacer su petición, así que obedientemente tragó la pastilla.
Casi al instante, la energía mágica de la pastilla irrumpió en su mundo interno y se fusionó con su arma de clase, desencadenando una notable transformación de su arma de clase.