Tenía otra forma de determinar su nivel de poder, pero no lo había dominado. Su tasa de precisión era patética.
Dalila se tensó al escuchar sus palabras. Pero entonces recordó lo fácil que había sido para él vencer a una manada de bestias no hace mucho tiempo, y sus cejas fruncidas se relajaron.
—Como solo están a ese nivel, debería ser una pelea fácil para ti —dijo ella.
Roy sonrió. Era como si hubiera oído un chiste gracioso.
Dalila había visto esa sonrisa. De un vistazo, podía decir que tramaba algo malo.
—Agáchate —tan pronto como esas palabras salieron de su boca, sus preocupaciones se confirmaron—. Lucharás contra ellos. Contra todos ellos.
Su última frase sonó como si la estuviera condenando a muerte.
La expresión de Dalila se ensombreció y su ritmo cardíaco se ralentizó. ¡Realmente tramaba algo malo!