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Roy estaba sentado en una silla junto a una mesa redonda como una persona enferma.
Estaba rodeado por varias personas.
Dalila todavía estaba sentada junto a la ventana, recostada contra la pared y contemplando la luna.
Los pensamientos horribles que la acosaron cuando vio a Roy en coma desaparecieron tan pronto como él despertó y fue diagnosticado en buen estado.
Sólo necesitaba tomar la medicina que había ordenado Arlo y que pronto llegaría, y estaría bien.
De repente, una idea la golpeó.
—No estaría tan preocupada por él si no me importara de verdad. No puedo creer que realmente haya tomado a alguien como mi Señor. Encuentro alegría en ser su criada y su hoja oculta. ¡Increíble! —pensó para sí.
Amelia, por otro lado, estaba empacando por casi todos en la habitación.
—Pronto terminaré —pensó mientras se limpiaba el sudor de la cara con un movimiento de su mano.