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—¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! —Lux se maldecía a sí mismo mientras volaba como un loco intentando distanciarse de los Cuatro Supremos que le perseguían como demonios.
En este momento, no tenía a nadie en quien apoyarse más que en sí mismo.
—¡Muere! —uno de los adolescentes gritó mientras lanzaba un puñetazo hacia adelante, enviando un golpe que instantáneamente aniquilaría una montaña.
Lux invocó la Lanza de Longino y no dudó en zambullirse hacia el suelo, enterrándose en él.
El ataque del Supremo no estaba dirigido al suelo, pero el golpe fue lo suficientemente fuerte como para destruir la topografía de la tierra.
Afortunadamente, Lux había cavado lo suficientemente profundo, por lo que logró sobrevivir a un golpe directo del ataque despiadado del adolescente.
Después de que su ataque terminó, el adolescente tosió y escupió un bocado de sangre dorada. Su rostro se volvió pálido, pero aparte de eso, aún era capaz de soportar el poder dentro de su cuerpo.
