—Tras una cuidadosa consideración, he decidido aceptar tu solicitud —dijo Dama Augustina—. Puedes trasladar tu Cuartel General del Gremio aquí por un año. No obstante, tras haber pasado un año, todos vosotros tendréis que marcharos. También, recordad esto. Solo protegeré a aquellos que estén dentro de mi territorio.
—Si os encontráis con el Ejército Divino de la Luz fuera de mi área de jurisdicción, ya no será asunto mío. Huir o luchar, la elección será vuestra y de vuestros Miembros del Gremio. Solo recuerda que fuera de mi Dominio, ya no estarás bajo mi protección.
—Cuando el Ejército Divino de la Luz venga aquí a preguntar por vosotros, les daré esa respuesta. ¿Tenemos un entendimiento? —Lux asintió—. Gracias, Su Excelencia. Esta disposición me parece adecuada.