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En algún lugar del territorio de la Ciudad del Árbol Wisp, Amir tosió sangre mientras intentaba aguantar el dolor de su herida.
Gracias al artefacto salvavidas que le dio la Lluvia del Crepúsculo, el cual se activó en el último segundo, no murió a pesar de haber recibido un ataque que debería haber quemado su cuerpo hasta dejarlo hecho cenizas.
Todos los Exterminadores eran altamente valorados por la Lluvia del Crepúsculo, así que a cada uno se le otorgaba un artefacto que podían manejar con sus pensamientos y que les permitía teletransportarse instantánea y aleatoriamente a un kilómetro de distancia de donde se encontraban anteriormente.
Sin embargo, esto era algo que solo se podía usar una vez. Aunque se les diera el mismo artefacto, ya no se activaría porque era un consumible de un solo uso por persona.
Por esta razón, todos los Exterminadores normalmente nunca lo usarían a menos que fuera un último recurso.