—Ya estoy de vuelta —dijo Lux suavemente al reaparecer dentro de la Sala de Entrenamiento de su residencia.
Antes de que pudiera dar un paso adelante, la puerta de la sala se abrió y Vera apareció con una expresión sorprendida en su rostro.
—He vuelto, abuela —Lux caminó hacia Vera y la abrazó.
—Bienvenido de vuelta —Vera abrazó a su nieto en un abrazo amoroso. Por alguna razón, sintió que la presencia de Lux era diferente en comparación con lo que era antes de que fuera al Elíseo.
Como alguien que había experimentado muchas cosas, ella tuvo la corazonada de que el muchacho pelirrojo había experimentado algo en el Elíseo que le hizo decidir volver a casa a verla.
—¿Tienes hambre? —preguntó Vera—. Acabo de almorzar, pero puedo preparar fácilmente algo para ti.
Lux se retiró y negó con la cabeza.
—Está bien, abuela. Comí antes de venir aquí —respondió.
—Bien, vamos a la sala de estar —propuso Vera mientras le daba una palmadita en el hombro a su nieto—. Cuéntame sobre tus aventuras en el Elíseo.
—Vale —asintió Lux.
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—Debe haber sido una experiencia aterradora —dijo Vera mientras atraía a su nieto hacia ella—. Me alegra que hayas sobrevivido.
Lux acababa de terminar de contar su historia sobre el Brote de Monstruos en Aldea Hoja, lo que hizo que Vera sintiera como si su corazón se estrujara dentro de su pecho. Lux era uno de sus tres familiares restantes, y la idea de perderlo le hacía sentir mucha ansiedad.
—Me alegra haber sobrevivido también, abuela —respondió Lux con los ojos cerrados—. Durante ese tiempo, me sentía muy triste por la posibilidad de dejarte sola. De hecho, tenía más miedo de que estuvieras sola que de la idea de morirme. Es tan doloroso que duele.
Vera sostuvo a Lux más firmemente. No era solo Lux quien se sentía así. Ella también tenía mucho miedo de perder al nieto que había criado desde que era un bebé.
—¿Volverás al Elíseo?
—Sí. Necesito volver. Todavía hay muchas cosas que necesito hacer —respondió Lux.
Vera suspiró, pero no intentó disuadir a su nieto de su decisión. Lo único que podía hacer era brindarle su apoyo y rezar para que estuviera seguro mientras exploraba el mundo por el que ella había viajado hace varios años.
—¿Hay algo con lo que pueda ayudarte? —preguntó Vera—. Siempre que lo tenga, te lo daré.
Lux asintió.
—Abuela. Necesito armas, armaduras y otros equipos —dijo.
—¿Qué hay de los Núcleos de Bestias? —preguntó Vera—. Tengo algunos también.
—Um, abuela, ¿no dicen las reglas de la Fortaleza de Wildgarde que no está permitido dar núcleos de bestias a los principiantes? —preguntó Lux.
Gerald, el Guardián de la Fortaleza de Wildgarde, había hecho una regla de que los adultos no podían malcriar a sus hijos y darles Núcleos de Bestias para aumentar sus estadísticas en una etapa temprana. Creía que este tipo de práctica solo impediría que los niños se esforzaran por alcanzar un rango más alto.
Si pudieran saltar de nivel desde el principio, entonces no desarrollarían la mentalidad adecuada de los guerreros que habían pasado por el bautismo de sangre.
Era similar a las generaciones ricas y consentidas, que disfrutaban de su estatus actual debido a los logros y al trabajo duro de sus padres.
Gerald quería tener una comunidad fuerte. No tenía uso para personas inútiles con estadísticas altas que solo servirían como carne de cañón cuando comenzara la lucha real.
Vera frunció el ceño porque entendía lo que Lux trataba de decir. Sin embargo, se preocupaba por la supervivencia de su nieto, así que decidió llegar a un compromiso con él.
—Solo te daré cuatro Núcleos de Bestias de Rango 1 —respondió Vera—. No te preocupes. Tener esa cantidad no es gran cosa. Las reglas de Gerald están ahí para recordar a los adultos que no malcrien demasiado a sus hijos. Estoy segura de que no hará un escándalo si te doy cuatro núcleos de bestias de baja calidad.
Lux reflexionó un poco antes de asentir con la cabeza de mala gana. Pensó que en realidad no era gran cosa si tenía cuatro Núcleos de Bestia de baja calidad. Además, también estaba deseoso de aumentar la fuerza de Diablo al siguiente nivel.
—Bien. Ahora, hablemos del equipo —dijo Vera—. Volvamos a la zona de entrenamiento. La sala no es lo suficientemente grande como para descargar los artículos que quiero darte.
Lux estaba muy interesado en ver qué artículos había preparado su abuela para él.
Gerald no prohibió a los adultos darles a sus hijos equipo para ser usado en el Elíseo. Su razonamiento detrás de esto era muy simple. Ciertos requisitos deben cumplirse antes de que se pueda equipar ciertos tipos de equipo. Tomemos por ejemplo el escudo de Lux. Dawne necesitaba 10 puntos en Fuerza antes de que pudiera ser usado.
Los niños de doce años no eran tan fuertes al principio. Les tomaría un tiempo "subir de nivel" y ganar la fuerza necesaria para equipar las armas, armaduras y otros artefactos que sus padres habían preparado para ellos.
Además, estas cosas también podían obtenerse en el Elíseo, por lo que Gerald no veía ningún problema en dejar que los niños las tuvieran. Dado que ese era el caso, los adultos tenían un acuerdo no escrito de que proveer a sus hijos con equipo estaba permitido, siempre y cuando no lo anunciaran abiertamente al mundo.
Los ojos de Lux se abrieron de par en par con la pura cantidad de equipo que Vera le presentó.
En verdad, Vera solo planeaba dárselos a Lux si su nieto le pedía ayuda. Las cosas que había preparado para él eran todas armas raras y únicas.
El Medio Elfo evaluó estos artículos uno por uno. Descubrió que solo podría usar la mayoría de ellos después de haber entrado en el Rango de Apóstol, que aún estaba bastante lejos de su estado actual.
Aun así, encontró un Equipo de Conjunto que lo hizo sonreír de oreja a oreja.
El Equipo de Conjunto eran artículos que daban aumentos decentes al ataque, la defensa y a las estadísticas adicionales cuando se equipaban dos o más de ellos.
—¡Ven, Diablo! —gritó Lux y su fiel compañero apareció a su lado luciendo la Armadura de Cuero de Zorro, Dawne y Tranquilidad—. Cambia tu armadura por esta —ordenó Lux mientras señalaba un conjunto de armadura negra que había elegido especialmente para su compañero.
Diablo asintió y se quitó la armadura de Cuero de Lobo y se la devolvió a Lux.
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Requisito del Conjunto: 22 Puntos a Fuerza
- Grebas de Caballero Errante
+15 Defensa
- Musleras de Caballero Errante
+15 Defensa
- Peto de Caballero Errante
+15 Defensa
- Brazales de Caballero Errante
+15 Defensa
- Casco de Caballero Errante
+15 Defensa
- 2 Piezas de Equipo
+1 a Fuerza
- 3 Piezas de Equipo
+2 a Vitalidad
- 4 Piezas de Equipo
+2 a Destreza
- 5 Piezas de Equipo
+50 Puntos de Salud
+25 Resistencia Elemental Total
+2 a Agilidad
20% Reducción de Daño de Ataques Físicos
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—Diablo tuvo una transformación completa después de ponerse el conjunto de armadura negra —sus ojos rojos brillantes se podían ver a través de las rendijas para los ojos del casco, lo que le daba una presencia muy intimidante.
—Habría sido perfecto si su espada y escudo también fueran negros —murmuró Lux mientras se frotaba la barbilla en contemplación—. Aun así, esto tendrá que servir por ahora.
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Salud: 165 / 165
Maná: 110 / 110
Ataque: 18 - 27 (+20 Daño de Tranquilidad)
Tipo de Ataque: Daño Etéreo.
Fuerza: 23 (+1)
Inteligencia: 22
Vitalidad: 21 (+2)
Agilidad: 22 (+2)
Destreza: 22 (+2)
Defensa: 98
Título: Primogénito
Habilidades: Corte
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—Vera se sorprendió al ver que el Esqueleto Blanco era capaz de equipar uno de los conjuntos de armadura que ella había preparado para su nieto —no esperaba que el Monstruo Nombrado de Lux hubiera crecido a tal grado. Esto le dio una sensación de confort, sabiendo que habría un guardaespaldas confiable siguiendo a su nieto en el mundo de Elíseo.
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