Nemean nuevamente se encontró al recibir miradas oscuras de Alice. Nunca había un momento aburrido, y considerando que había visto la camisa perdida de Kieran, sintió que era apropiado burlarse de la pobre doncella enferma.
—Cállate —Alice escupió con los dientes apretados. La náusea seguía controlándola, y su postura tambaleante traicionaba cuánta dificultad enfrentaba.
La reacción de Altair fue más suave que la de los demás, saliendo de sus episodios de espasmos y tensión con poca o ninguna perturbación controlando cómo respiraba.
Eso no significaba que no se sintiera tan disgustado y desequilibrado como los demás. La mirada que le dio a Kieran estaba llena de conflicto, respeto, lástima y compasión.
—Cargaste con tanto peso en tu Prueba, pero entiendo por qué te desafiaron de esa manera. Ah, solo recuerda que no estás solo —recordó Altair.