Gracias a la notificación frente a sus ojos, Kieran se quedó mirando al vacío, aturdido por las implicaciones de esta ventaja dada.
Un débil exhalar sonó no muy lejos de él mientras el Arcano tosía violentamente, intentando soportar el dolor que irradiaba a través de su cuerpo. Consumir tanto de su energía restante hacía difícil atender la herida en su pecho.
No obstante, a pesar de esta circunstancia, el Arcano se mantuvo firme en su decisión. Si un chico tan joven como Kieran podía despertar un Alma Defectuosa, empleando el Sello Acásico —y las consecuencias que conllevaba— era más que valioso.
Finalmente, controlando su violenta tos, el Arcano se limpió la sangre prismática de los labios y habló. —Hice lo que pude. El resto... recaerá sobre tus hombros. La edad me ha dejado cansado.
Por otro lado, Kieran permanecía en completo shock.
—¿¡Un Rasgo de Alma Reforzada?!