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Hubo un grave malentendido entre Weasel y Kieran, la mayoría del cual provenía de la mente atroz del primero. Involúcrate lo suficiente en el crimen y tu mente tenderá más a lo negativo que a lo positivo.
Ni por asomo cruzó por la mente de Weasel que Kieran quisiera decir sus palabras en un sentido de reclutamiento. Él lo quería en su equipo... no en su cama.
—Eugh... ¿quién querría? —Kieran le dio a Weasel otra oportunidad, sacudiendo la cabeza con una mueca. Qué persona tan desagradable. ¿Cómo podía ser su primer pensamiento que alguien lo quería? No... querían sus habilidades, su especialización.
Las personas capaces de hackear exitosamente instituciones gubernamentales, centros financieros equipados con protocolos de seguridad de múltiples etapas y corporaciones de nivel magnate eran extremadamente pocas.
Aunque existían, sus métodos no eran tan ingeniosos e indetectables como los de Weasel.