La anunciada partida de Wendell no cambió el resultado de este breve conflicto. El plató quedó hecho pedazos, las sillas tiradas por ahí y la mesa del centro rota y astillada.
Sin embargo, Jezabelle sentía que este era el mejor resultado posible dadas las circunstancias anteriores.
Insegura de cómo avanzar, sin embargo, Jezabelle miró hacia el director externo quien generalmente controlaba el teleprompter, cambiando manualmente el guión o las directivas para tener en cuenta variables repentinas.
Pero la sugerencia que recibió superó sus expectativas.
Debido al bochornoso error, ella asumió que el director detendría inmediatamente la transmisión, pero no fue así.
Todo lo contrario, alimentó el drama, encontrándolo apropiado para este público particular.