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Debido al alarido de Max dentro de la Asociación de Comerciantes, se causó un pequeño alboroto, resultando en una multitud de ojos que miraban en la dirección general de Kieran.
Lleno de embarazo, Max solo pudo alejarse rápidamente para buscar a su padre, en un intento de evitar los ojos despreciativos que su interrupción había causado.
En contraste, Kieran parecía no verse afectado por el aumento de ojos atraídos a su presencia. Sin preocuparse por la situación en mano, Kieran se recostó contra el escritorio y esperó el regreso de Max.
Mientras tanto, aprovechó para pulir los detalles de sus acciones.
—Considerando que tengo aproximadamente de ocho a nueve días restantes antes del juicio, quizás sea posible encontrar el vínculo entre el diario de Bundal y la misión que poseo —pensó Kieran.