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Dos días después...
Dentro del Bazar de la Mano de Dios...
Kieran jadeaba mientras estaba sentado en su lugar con grandes gotas de sudor resbalando por su frente. A medida que continuaba concentrándose en la tarea que tenía entre manos, ocho anillos equidistantes giraban alrededor de su brazo.
Cada capa giraba en direcciones opuestas. Así mientras el primer anillo giraba en el sentido de las agujas del reloj, el segundo giraba en sentido contrario, y así sucesivamente.
Sin embargo, la rapidez de cada rotación era dolorosamente lenta, requiriendo un enfoque atento para percibir el movimiento.
Desafortunadamente, la tasa de rotación era una señal de pericia cuando se trataba del Octavo Cifrado Supremo de Eni. No hace falta decir que, dentro de los dos días de entrenamiento que Agatha le impuso, mientras Kieran había adquirido suficiente habilidad para completar el cifrado, su destreza con él no era tan grande.
