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Un subproducto del entrenamiento incesante entre Nemean y Bastión fue el nacimiento de un entendimiento tácito que no dependía de su sentido de la vista.
Debido a sus innumerables intercambios tanto en la vida real como dentro de la Sala de Entrenamiento del Gremio de Aventureros, Bastión se había acostumbrado al aura única de Nemean, entendiendo rápidamente cuando este hacía un movimiento basado en sus cambios.
Los dos sutiles ráfagas que pasaron por encima de la cabeza ya agachada de Bastión eran naturalmente los escudos gemelos de Nemean, atravesando el aire para enfrentarse a los dos Homúnculos Incompletos que se aproximaban.
¡Clang! ¡Clang!
Cuando los escudos de Nemean impactaron a dos de los monstruos, un sonido metálico resonó en respuesta.
Debido al endurecimiento de este inusual líquido vil, la dureza de la piel de los Homúnculos Incompletos había alcanzado un nivel que parecía inalcanzable para los seres humanos comunes.