—A pesar de que Hekaina estaba sentada allí con una expresión relajada y los ojos cerrados, Kieran se sentía abrumado por su mera presencia. Era como si ella fuera parte de todo este espacio.
—¿Qué nivel de dominio místico se requiere para que la presencia de uno se sienta en todas partes y en ninguna al mismo tiempo? —se preguntaba Kieran.
Aunque inactiva e inmóvil, Hekaina desprendía un aire de elegancia y atractivo que superaba con creces a Agatha, haciéndola parecer una existencia de otro mundo. Estaba vestida con un traje fabricado de varios velos místicos superpuestos.
—Atopis cada cerúleo trenzado y retorcido llevaba una tiara adornada con joyas con algunos adornos de cristal colgando sobre su frente.
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