El mensaje que sacudió a Max de su aturdimiento por resaca la siguiente mañana era completamente predecible. La delegación de la Alianza y las Dríadas habían decidido quedarse para observar sus esfuerzos de terraformación. Al mismo tiempo, llegó el anuncio de que la especie de piel azul estaría lista para un Portal de regreso a su planeta natal en una hora si Max estuviera dispuesto a cumplir con su suministro de energía.
El hecho de que tantas especies se hubieran centrado en la eficiencia sobre todo lo demás y fueran incapaces de abrir un portal con sus naves de comercio y diplomáticas, confiando en su lugar en las estaciones espaciales en sus sistemas de origen, resultaba un poco ridículo para Max.