Cuatrocientos cincuenta empleados. Eso fue lo que él solicitó desde casa solo para el personal de servicio de la Cortadora, más los sesenta que realmente estarían volando la nave y trabajando en las áreas técnicas.
Eso era al menos el triple del personal de vuelo que usaba Terminus, pero los cientos de personas contratadas para atender a cincuenta invitados le parecían a Max más que un poco excesivos. Ninguna tarea se duplicaba. Incluso había diferentes personas para servir bebidas alcohólicas y no alcohólicas, con cada invitado teniendo la suya propia.
—Sabes, esto es algo ostentoso. Me siento como una verdadera princesa aquí con tanto personal correteando haciendo que todo sea perfecto mientras de alguna manera logran no estorbar —Nico susurró a Max mientras abordaban el yate, vestidos con su mejor atuendo formal esa tarde.
—Creo que es porque todos son tan pequeños y delgados. Es como si apenas estuvieran allí, aunque sé que están por todas partes —Max estuvo de acuerdo.
