—Max sabía de inmediato que el técnico había dado en el clavo. Lo único mejor en la mente del Líder Planetario que tener una nave única para su esposa era toda una línea de Naves Espaciales dedicadas a ella, así que había una posibilidad de que un día ella estuviera relajándose al lado de la piscina y viera aterrizar una nave en su honor cerca.
—Prepararé para firmar el contrato y transferir los fondos necesarios. Comprenda que esta cantidad de créditos tomará cierto tiempo —aceptó, colocando su pulgar en el documento como un acuerdo tentativo.
Poco a poco, todos salieron de la bahía, satisfechos de que el espectáculo había terminado y sin ganas de mendigar una copia del lujoso yate cuando el Señor Gobernador Moop estaba desembolsando medio billón de créditos para tener un Cutter personalizado diseñado para que su esposa llegue a su casa de vacaciones.