Cuando Terminus volvió a la velocidad warp, el almirante los alejó de las fronteras de Kepler y más hacia el Imperio, donde tendrían una mayor probabilidad de encontrarse con una patrulla militar y no la venganza de aquellos que enviaron a los cazarecompensas tras ellos.
Aún no sabían cuál de ellos estaba siendo acusado de crímenes de guerra, aunque podría ser todo el personal de comando en la nave, dependiendo de cómo se tomase la determinación y quién la hiciera.
Seguramente, había algunos eruditos que argumentarían que tanto el disruptor como el lanzallamas de fusión eran impermisibles como armas de guerra, no importaba cuán efectivos fueran.
—No se detectaron naves perseguidoras, despejando las áreas de la frontera ahora —informó el almirante a la nave unas horas más tarde, permitiéndoles respirar aliviados.