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Meya se divirtió con Arkhen, y Arkhen ni siquiera lo sabía. No fue hasta el fondo pero se masturbó y se quedó pegada a Arkhen desnuda hasta el mediodía.
Después de salir de la habitación de Arkhen por la mañana, Meya fue a hacer sus cosas habituales como entrenar.
...
El tiempo pasó y los segundos se convirtieron en minutos y los minutos en horas...
Arkhen terminó su descanso de veinticuatro horas y abrió los ojos... Era la noche del día siguiente, y sintió algo de suavidad a su lado. Al volverse a mirar, vio a Meya durmiendo desnuda a su lado, lo que lo sobresaltó.
—¿Qué demonios? —murmuró Arkhen mientras se levantaba en la cama.
Meya abrió los ojos y sonrió con los ojos entrecerrados que parecían ligeramente agotados,—Hermano Arkhen... Así que finalmente despertaste. Jeje, me divertí mucho.
Arkhen sintió algo extraño en el tono de Meya y preguntó,—Eh, ¿estás borracha?