Arkhen estaba sumido en la meditación durante muchas horas, eran casi las 8 PM ahora... y finalmente, realmente sintió que sus sentidos se elevaban. Su conciencia entró en un lugar extraño mientras una vista etérea aparecía en su cabeza, un paisaje lleno de innumerables estrellas coloridas.
Pero de repente, algo extraño apareció en su vista...
Un par de tetas con pezones rosados...
—¿Pero qué coño?
Arkhen abrió los ojos y salió de su estado de trance al sentir un par de pechos blancos y tiernos frotándose contra su cara.
¡Era Meya! ¡Esta pequeña pervertida!
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Arkhen con una expresión sin palabras mientras la empujaba por el vientre.
El vestido superior de Meya se había deslizado, dejándola semidesnuda con sus pechos tiernos y blancos talla C al aire. ¡Caramba! Una de sus manos estaba en su entrepierna, ¡estaba masturbándose!