Garrick observaba fríamente mientras las chicas salían corriendo de su dormitorio asustadas.
—Estas p*rr*s no sirven para nada —Garrick tenía ganas de matar a varias de estas inútiles mujercitas para desahogar su ira.
Si estas mujeres hubieran permanecido a su vista unos segundos más, entonces podría haberlas masacrado a todas.
La única razón por la que se acostó con ellas fue porque eran bonitas. Pero eso no significaba nada. Esto era algo habitual para Garrick. Su padre, el Emperador, no le impedía acostarse con mujeres.
Había algunas reglas que él, como Príncipe Heredero de la Soberanía de las Dunas, debía seguir. Una de ellas era que no estaba permitido dejar embarazada a ninguna mujer que no fuera su esposa. Si rompía esta regla, sería despojado del título de Príncipe Heredero y sería desterrado.
