—Mientras el carruaje dorado hacía su gran entrada en la Ciudad Azur a través de las puertas occidentales, era imposible no notar a las dos bestias masivas que lo tiraban. No eran leones ordinarios; eran Leones Colmillo de Hielo, cada uno alcanzando la imponente altura de casi 5 metros.
Su pelaje era tan blanco como la reciente nevada, brillando levemente al sol, haciéndolos parecer criaturas majestuosas de una tierra de maravillas invernal. Sin embargo, lo que verdaderamente los diferenciaba era el aura fría que los envolvía, tan intensa que la temperatura a su alrededor bajaba 20 grados, creando un frío notable en el aire incluso mientras se movían.