Aditya continuó provocando a Lilith por más de 5 minutos. Continuó torturándola.
—¡Aditya...! —los gemidos de Lilith eran dolorosos y llenos de anticipación.
—Ruégame... ¡Ruégame! —dijo Aditya con una sonrisa.
Lilith no habló primero. Su mano derecha intentó tocar su clítoris pero Aditya agarró su mano a tiempo.
—Según las reglas de este juego, durante toda esta hora, tu cuerpo está bajo mi control. No te está permitido darte placer —dijo Aditya mientras jadeaba. No jadeaba de agotamiento o fatiga, sino que jadeaba porque la droga afrodisíaca estaba haciendo efecto en él. Su condición no era mucho mejor que la de Lilith.
—¿No... te... importa ganar este juego? —preguntó Lilith mientras jadeaba.
—Ya veremos quién gana. Pero por ahora, ¿me ruegas? —dijo Aditya con una sonrisa.
—¡Está bien! ¡Está bien! Me rindo. Por favor, ¡tócame! ¡Por favor hazme venir...! —dijo Lilith en voz alta.