Después de cenar con sus futuras esposas, todos fueron a sus habitaciones a dormir. Pero Aditya no se fue a la cama. Salió en silencio de la ciudad y encontró un lugar privado. Allí, sacó la gran Nave del Desierto que había comprado anteriormente con Riya.
—Ahora es momento de trabajar en el motor de esta nave —se dijo a sí mismo. Aditya no era un mecánico ni un maestro artesano, pero era muy bueno con las Runas. A través de su conocimiento de runas, Aditya estaba seguro de que podía reemplazar la piedra de maná con Piedras solares.
Usualmente, para hacer un motor principal para una nave como esta, se necesitaban dos tipos de expertos. Artesanos llamados herreros harían la parte física del motor. Luego, expertos en símbolos mágicos, llamados maestros de runas, dibujarían símbolos especiales llamados Runas. Estas Runas permitían que el motor usara energía de las Piedras de Maná para funcionar. Aditya estaba listo para usar sus habilidades para hacer que la nave fuera aún mejor.
