Los otros vendedores en el mercado zumbaban con incredulidad y envidia.
—¿Puedes creer eso? En realidad pagó 150,000 monedas de oro por ese barco —dijo uno.
—Es increíble.
—Debe ser el hijo de alguna familia rica y poderosa.
—Debimos haber intentado más para llamar su atención —lamentó un vendedor, sacudiendo la cabeza.
—Si tan solo hubiésemos insistido un poco más, esas 150,000 monedas de oro podrían haber estado en nuestros bolsillos —agregó otro con un suspiro.
Todos compartían un sentimiento de pesar. Si tan solo hubieran logrado captar la atención de Aditya y Riya, podrían haber hecho una venta ese día, una venta tan grande que las ganancias les habrían asegurado su sustento por muchos días a venir.
—Realmente perdimos una oportunidad —se lamentó un vendedor.
—Sin duda. Ese hombre anciano tiene tanta suerte —se quejó otro.
—¡Y ni siquiera estaba intentando vender ese barco, pero mira la ganancia que hizo! —interpuso un tercero, su voz teñida de celos.