En la ciudad Azur
Anidada dentro de la bulliciosa capital del Imperio de Istarin yacía una joya escondida de propiedad, una mansión misteriosa velada de miradas indiscretas por muros altísimos. Estas barreras custodiaban la privacidad de lo que yacía en su interior, preservando los secretos que la mansión pudiera guardar. Un exuberante y expansivo jardín lleno de flores exóticas y plantas se extendía por los terrenos, ofreciendo un escape tranquilo del mundo exterior. Junto a él, un modesto campo de entrenamiento estaba disponible, su misma presencia insinuando la conexión marcial de la mansión.