—¿Ahora te arrepientes? —repitió Aditya su pregunta mientras bajaba la mano sobre el trasero de Sylvie con un golpe firme.
—¡Ah...! —el gemido de Sylvie resonó una vez más en el lugar, la armonía erótica aceleraba su corazón.
—Soy... verdaderamente contrita... amo... —tartamudeó ella entre gemidos suaves, casi melódicos. El llamado castigo continuó un rato más, el sonido de la mano de Aditya encontrándose con la suave piel de Sylvie y sus sensuales gemidos llenaban la habitación, creando una atmósfera embriagante.