—En este momento no tengo apetito por la comida. Prefiero mucho más saborear el espectáculo de este torneo. Por favor, no interrumpas mi placer visual —dijo el Duque Avaron, apartando con un gesto despectivo a su diligente mayordomo. Su tono era brusco, reflejando su molestia por ser perturbado mientras se concentra en los acontecimientos que se desarrollan en el torneo.
—Mis más sinceras disculpas, Su Gracia —respondió el mayordomo, inclinando la cabeza en deferencia—. No pretendía faltar al respeto. Si no requiere nada más en este momento, me retiraré. No dude en llamarme si necesita algo más. Se alejó de la habitación, dejando al duque en su soledad.