Después de un minuto entero, las oscuras nubes de tormenta comenzaron a desaparecer. Cuando todo volvió a la calma, Adam suspiró aliviado. El león salvaje yacía actualmente en un cráter. Su brazo derecho estaba gravemente herido. Había tosido una gran cantidad de sangre.
¡Tos!
—¿Ese mocoso intentaba matarme o qué? —Adam tosió mientras luchaba por siquiera ponerse de pie. Adam no tenía idea de lo que acababa de suceder. Todo lo que vio fueron innumerables rayos de color carmesí cayendo del cielo. Los rayos eran demasiado rápidos para que Adam los pudiera esquivar a tiempo. Terminó siendo impactado por múltiples rayos carmesí. Afortunadamente, el poder de los rayos carmesí no estaba concentrado en un solo rayo, de lo contrario Adam habría muerto.